He huido del bullicio y del calor. Estoy en Suecia, donde el verano es una primavera mediterránea, de manga larga, vida dulce y placentera.
Paisajes verdes, de bosques, islas y lagos, donde pasean con mochila cabelleras rubias, de ojos turquesas.
Parajes de cisnes, ciervos, alces, zorros, castores, renos y glotones; vida floreada, silvestre y hermosa, que colma el alma de belleza, paz y equilibrio en una Naturaleza querida, cuidada y respetada.
Parques mimados, impecables, maduros y placenteros, donde los jardineros pintan poesía con flores.
Los lagos congelados en invierno, ya derretidos, han encharcado sus márgenes y han proliferado millones de "mosquitos de inundación". Están ávidos de sangre y ocasionan molestas ronchas que evito o soporto con resignación.


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