"Se trata de una pieza musical de carácter solemne que se interpreta al anochecer, en los funerales y en las ceremonias donde esté presente la bandera de los Estados Unidos. Se atribuye su composición a Daniel Butterfield, (1831-1901), General del Ejército de la Unión durante la Guerra de Secesión. La pieza se suele tocar por un solista de trompeta."
Cuando oí la versión sobre este tema a Roy Etzel, en el verano de 1965, sentí una gran emoción. Muchos años más tarde, presencié en el cementerio de Arlington, Washington el entierro de un militar caído en combate. Entonces, lloré perlas de sentimientos, mientras un nudo en la garganta atenazaba mi garganta, al oír palabras como honor, valor, generosidad y patria.
El compositor norteamericano Samuel Osmond Barber (1910-1981), compuso en 1936 el "Adagio para cuerdas", que fue estrenada en 1938, sin que pudiera imaginar entonces la futura proyección de su pieza musical.
La composición maestra de Barber, fue elegida como la "obra clásica más triste" jamás creada y fue inscrita en el Registro Nacional de Grabación en la Biblioteca del Congreso de los EEUU.
Adagio para cuerdas, ha encogido el alma de ciudadanos del mundo, cuando se han enfrentado a tristes eventos de gran carga emotiva, como el anuncio del fallecimiento del Presidente de Guerra, Franklin Delano Roosevelt o la ceremonia celebrada en el World Trade Center para conmemorar las tremendas pérdidas de vidas humanas en los ataques del 11 de septiembre de 2001.



Ya en España, me emociona La muerte no es el final, del sacerdote Cesáreo Gabaráin Azumendi (1936-1991), que sirve como himno para honrar a nuestros militares caídos por la patria. Su letra, es un canto a la fe y a la esperanza
"Tú nos dijiste que la muerte
No es el final del camino
Que aunque morimos no somos
Carne de un ciego destino"
"Cuando la pena nos alcanza
por un compañero perdido
cuando el adiós dolorido
busca en la Fe su esperanza.
En Tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz"
Estas tres composiciones musicales, son tristes, pero hermosas para acompañar tragedias, elevar almas, ensalzar nobles sentimientos y pacificar corazones. Un revulsivo para volver a la alegría, la fe, la esperanza y la vida.
El abatimiento y la tristeza nos acompañan el devenir, nadie averigua como burlar su llegada y nadie tampoco conoce la vía adecuada para comportarse con ellos.
ResponderEliminarPor eso la música y la poesía nos inmovilizan, nos paralizan en la catástrofe de sentimientos y emociones que pelean en lo más profundo del ser.
Gracias por tu observación. Un saludo
ResponderEliminarLa verdad es que te emocionas al escuchar esa música,es muy bonita!
ResponderEliminarBuenas noches y feliz descanso 😘😘
Me resulta dificilísimo contener las lágrimas cuando lo escucho.composición tremendamente emotiva.
ResponderEliminarCuando recuerdo las lagrimas de las madtes de los soldados Españoles, que lucharon en Africa, Cuba,Filipinas, que musica te puede emocionar o los muertos por actos terrorista? Lo último que me emociono, fue "resitire" del Duo dinamico, durante el encierro
ResponderEliminarGracias por los comentarios. Si, son composiciones muy emotivas que tocan el alma y te humedecen los ojos. La vida es sagrada y nunca comprenderé a los asesinos. La música puede acompañarte en ese momento, pero cuando llega el silencio, el dolor resuena en el alma para siempre
ResponderEliminar