La palabra mierda es una expresión generalmente malsonante y polisémica, que se usa principalmente en el lenguaje coloquial.
En sentido estricto es el resultado del proceso digestivo y se refiere a los desechos fecales de un organismo vivo, normalmente expulsados del cuerpo por el ano.
En términos más vulgares o connotativos, "mierda" es un insulto hacia alguien o algo y en algunas ocasiones, una expresión para demostrar descontento o decepción.
Comentarios como eres un ...., vete a la ....., vaya ..... de tiempo, huele a ...., son frecuentes en la vida diaria.
En mi época, en la escuela se pedía permiso para hacer pis o pos, o bien, se señalaba con el dedo el uno o el dos, como si el profesor de turno, tuviera la obligación de saber el tipo de desahogo fisiológico que nos acuciaba.
Cuando vamos al médico, algunas veces nos preguntan cómo hacemos de vientre, si obramos bien o no, cómo son las deposiciones y esas guarrerías que a nadie nos gusta describir.
Muchas personas, que parecen orinar colonia u obrar puro cacao de primera calidad, intentan elevarse en su distinción, olvidando que todos los seres humanos, por muy encopetados e instruidos que seamos, nos vemos en la obligación y el privilegio, diría yo, de pasar por un trance diario de escasa exquisitez.
Estos puritanos, se escandalizan si oyen la palabra mierda y dicen que decirla es soez y escatológico. Pero ironías de la vida, cuando pronuncian este palabrejo, no hacen sino decir mierda en su origen griego. Pues sepa el lector, que escatología significa estudio del excremento (de skatós: excremento)
¡Quién no ha debido alguna vez superar un estreñimiento o una diarrea, ha pisado una mierda de perro, se ha manchado limpiando a un bebé y otras circunstancias más!
¿Acaso no se sabe que el abono orgánico de nuestras huertas, no son más que detritus fecales? ¿Es que no se conoce que una de los inóculos para hacer yogur, procede de las heces de un bebé? ¿Es que no sabemos que la presencia de coliformes fecales en algunos alimentos, generaba antaño un sabor grato en algunos alimentos y que la generalización de la pasteurización o la depuracion de moluscos, implicaba la pérdida de un sabor multitudinariamente aceptado y valorado?
No me gusta expresar la palabra, aunque en ciertos momentos, haya podido decirla como mera forma de descompresión emocional. Pero convengan conmigo los lectores, que a veces un sonoro mierda, sienta bien decirlo.
Que levante la mano quien alguna vez no haya dicho esa palabra. La sociedad es hipócrita y oculta en público lo que dice en privado.
Que me aspen, si alguien en tono coloquial, usa expresiones como:
"Cambia los pañales al niño, que ha hecho una deposición y está manchado de excrementos"
"Me cae fatal Borja Mari; es un auténtico excremento"
"Iba por la calle y pisé un residuo fecal de un perro que había obrado en la acera"
"Mariano Jesús me dijo que yo era un cursi y me vi impelido a decirle que se fuera a la deposición"
Lo dicho, una mierda bien dicha, en su puntual y oportuna medida, no es una falta de educación, sino un placer al alcance de todos. ¡Faltaba más!
Muy bien escrito y muy gracioso, Migue.
ResponderEliminarPero este es eljuego: no llamar a la cosas por su nombre!
Gracias. A veces, me apetece escribir con irónica picardía y enfrentar a la sociedad con sus contradicciones
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