Clara Grima

Amanecer de ilusión; niños en pijama; legañas en los ojos; ilusión a flor de piel y regalos de Reyes.

Este paisaje familiar, se ha repetido en la mayoría de hogares españoles, con la felicidad de pequeños y la nostalgia de los que hace muchos años, dejamos de ser niños.

Solo la radio rasgaba el hiriente silencio que cortaba el aire de mi casa, ya sin hijos en el calor bajo el tejado y con nietos geográficamente muy lejanos.

Mientras disfrutaba del amor de las sábanas, una voz sevillana, alegre, pegadiza y vivaracha, explicaba por las ondas, la importancia de los números primos.

Ni me gustaban las letras, ni los números. Mi amor por la biología, era una huida de lo que no me gustaba y una hermosa atracción, por el milagro de la vida y la naturaleza.

Sin embargo, Clara Grima, con su neta sonrisa en el aire, me transportó a las matemáticas y me cautivó con su inteligencia y frescura vital.

Me pregunté entonces, qué habría sido yo profesionalmente, si de niño, alguien me hubiera explicado así los números y de joven, me hubiera hecho sentir con el corazón, la teoría de los conjuntos, los logaritmos, las derivadas y las integrales.

Pero no fue así. Por eso, quedé sin palabras, cuando ya padre de familia, uno de mis hijos, me comentó que él se divertía haciendo problemas de matemáticas. No podía creer que alguien con mis genes, pudiera ser un enamorado de esta ciencia.

Y es que el mundo, todo se rige por esta rama del saber, pues incluso, la química, es en el fondo, matemática.

Intuyo incluso, que más allá de las matemáticas, está la filosofía y aún mucho más allá, la figura del Creador

Incluyo un chiste para ser menos trascendental, más alegre y más humano:




Sonrisas aparte, siempre he defendido que la belleza física es el primer eslabón del amor. Más tarde, cuando nos aproximamos a la persona, nos fijamos en su inteligencia, su clase personal, su formación, su familia y sus valores.

De esta forma, una belleza portentosa, puede ser posteriormente insoportable y otra menos afortunada físicamente, te envuelve, embriaga y enamora para siempre.

Esta mañana, he seguido el camino inverso. He oído una preciosa voz que me ha cautivado sin ponerle previamente cara. Luego, he buscado su imagen en internet y he visto físicamenteuna persona normal.

Sin embargo, Clara irradia una personalidad apabullante, una sonrisa arrolladora en la mayoría de sus fotos y una gracia que poca gente tiene.

Clara es de esas mujeres que inyectan oxígeno en la venas de quienes sabemos distinguir la belleza física y la belleza interior y eso que intuyo que nuestras formas de pensar, estén en las antípodas.

Supongo que nunca la conoceré, pero hoy, día de Reyes, he sentido un soplo de aire fresco en el rostro y ha sido un gran regalo, en mi silencio del norte.