Viajábamos hacia Labuán Bajo, para embarcar hacia la isla de Rinca y ver los famosos dragones de Komodo. Pero antes de llegar a nuestro destino, tendríamos que pasar miles de curvas de carretera y tener aún sorpresas en al camino.
Telas tradicionales
Pelado y rallado de cocos
Flores fue colonizada por los portugueses y sus habitantes son mayoritariamente católicos
Visitamos Aimere, donde pudimos observar el proceso de fabricación artesanal de Arac, un orujo de palma con cierto parecido a nuestra producción de orujo
Sangran el fruto de palma, como los canadienses hacen con sus arces para hacer maple, nosotros obtenemos resina de los pinos, los países tropicales hacen lo mismo con el árbol del caucho o... las sanguijuelas nos sangran a nosotros.
Todos los días, suben a cada palmera y bajan varios cubos de savia. Luego, dejan fermentar varios días el lechoso líquido, para que se produzca alcohol y a continuación, es destilado en un recipiente de barro viitrificado. Los gases son enfriados y licuados en largos tubos de bambú, para ser recogidos en envases plásticos.
Se obtiene así un vino de palma que debe ser nuevamente destilado, hasta obtener ya un líquido transparente, con un alto contenido de alcohol
Fruto de la palma Recolección de la savia
Savia recolectada
Destilación Refrigeración en bambú
Recogida del destilado
Cerramos el día con la visita a una cueva. Era interesante, pero viniendo de Cantabria, un paraíso de la espeleología mundial, con más de 6000 cuevas, no resultó especialmente impactante.
Era tarde, estábamos cansados y tras unas fotos personales de recuerdo
marchamos a Labuan Bajo, nuestro punto de destino
Ya en el punto de destino, hice una foto a Ana. Tenía la belleza que
solo da la felicidad y tuve la suerte de captar el momento
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