Estos respiraderos del infierno, me subyugan y atraen. Algo similar les ocurre a las mariposas que acuden a los focos de luz, con el riesgo de quemarse las alas.
Todo empezó al ver el Cau Grande; una inmensa mole cilíndrica de basalto de 683 m de altitud, que se encuentra en la isla de Sao Tomé, en el Golfo de Guinea. Un volcán no explosivo, que fue ganando altura cuando se solidificaba la lava que expulsaba lentamente
Más tarde, viví seis semanas en la isla de La Reunión, en el sureste de África, a menos de 40 km de uno de los volcanes más activos del Planeta: El Pitón de la Fournaise, de efectos devastadores
También he subido en dos ocasiones el majestuoso Teide, en Tenerife; el techo de nuestro país. Cuando subí en el teleférico, sufrí el mal de altura por el súbito ascenso, por carecer de tiempo para adaptarme
En noviembre del 2016, tuve el privilegio de visitar el maravilloso cráter del Ngorongoro en Tanzania, en el que viven los mayores mamíferos africanos
En mayo del 2017, subí el volcán del Erta Ale en Etiopía, cuyo magma de lava se desplaza a gran velocidad en el interior del cráter y exhala ráfagas de gases sulfurosos en un viento cambiante y peligroso.
También ví el volcán El Dallol, en la falla del Rift, Etiopía, que libera enormes cantidades de gases sulfurosos que tiñen el lugar de colores amarillos, ocres, verdes y azules, formando ácido sulfúrico enormemente cáustico.
En octubre del 17, subí con mis compañeros de viaje a Indonesia, el volcán Bromo, de fácil acceso, pero de una increíble belleza
Estando en la isla de Flores, en Etiopía, no podía desaprovechar la oportunidad de subir también el volcán Kelimutu.
Debe su fama a estar rodeado de tres lagos de origen volcánico cuyas aguas son de tres colores diferentes y además, cambian de color a lo largo del año.
Según los científicos, el cambio de color depende de los vapores y gases que emergen de su interior a altas temperaturas. Se originan así, diferentes reacciones químicas que producen cambios por la oxidación de los elementos presentes en los lagos.
Los lugareños creen que cuando alguien muere, su espíritu se sumerge en alguno de los tres lagos, teniendo en cuenta su carácter y su edad.
De esta forma, el lago negro alberga las almas de padres y ancianos; el lago celeste claro aloja las almas de los jóvenes y "el lago encantado", que puede virar del rojo, al turquesa o al blanco, acoge en su interior las almas de los que se portaron mal en vida.
Los lagos confieren al lugar un aspecto entre mágico y sagrado, que se presta a toda clase de supersticiones y creencias.
Los habitantes de la zona, observan periódicamente los cambios de coloración, pretendiendo con ello prevenir desgracias.
Nuestro grupo se desplazó a la base del Kelimutu en noche cerrada (4 de la madrugada), con el fin de amanecer en su cima, que está a 1639 metros de altitud.
El ascenso mereció realmente la pena, a pesar de que las diferencias de colores no eran en ese momento espectaculares.
Ya en la cumbre, nos vimos sorprendidos por una importante colonia de macacos que por desgracia, ha encontrado en la comida de los visitantes un medio de subsistencia.
En cualquier caso, su presencia sirvió para realizar un precioso reportaje fotográfico, bastante más fácil, por cierto, que en el caso de los orangutanes de Borneo.
Ante el lago negro
Ante el lago azul
Macaco fascilucalris
Arriba, en la cima, pudimos observar viajeros de numerosos lugares del mundo, que daba al lugar, un aspecto cosmopolita y eso, que al no viajar en temporada alta, hemos evitado aglomeraciones que habrían robado parte del encanto de este hermoso lugar.
El viaje a Indonesia, me ha permitido comprender y admirar, la isla de Samosir en Sumatra, el volcán Bromo en Indonesia y el Kelimutu en la isla de Flores. Una suerte, conocer parte de los maravillosos fenómenos geológicos que atesoran las islas de Indonesia.
Viendo el mapa de actividad volcánica del Planeta, uno se siente pequeño ante estos respiraderos del infierno
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