miércoles, 15 de mayo de 2019

Mi mundo entre animales, 4ª parte

Como veterinario, observo la vida animal con una perspectiva diferente del resto de la sociedad.

Para muchos, los animales son una actividad económica, para otros la excelsa expresión de la Naturaleza y cada vez, para más gente, una manifestación de amor, que en muchos casos, suple carencias afectivas o ayuda en casos de soledad.

En mi caso, son una fuente de alimentación  una fuerza de trabajo, un divertimento, una compañía, un deporte, un medio de investigación y una majestuosa demostración de la Naturaleza.

El ser humano incluye en su dieta proteína animal, obtenida en principio, por la pesca y la caza, y más tarde, por la producción extensiva primero e intensiva después de los animales de renta.

Producimos enormes cantidades de proteína, muchas veces, sin considerar el sufrimiento animal, aunque eso podría cambiar en el futuro, con nuevas tecnologías de producción, como el cultivo de tejidos en el laboratorio.

Utilizamos los animales en investigación de muy diversa índole: como elementos de diagnóstico, obtención de vacunas, evaluación de fármacos, obtención de órganos, prácticas quirúrgicas y muchas otras líneas de trabajo.

Los hemos usado como tracción animal, en guerras, en actividades mineras, forestales y agrícolas, protección civil, salvamento y detección de drogas, muchas veces, sin respeto, ni agradecimiento ni piedad.

Los usamos en espectáculos, cacerías, deportes e incluso en penosos recintos donde los animales sufren alejados de su hábitat, en reducidos espacios y en condiciones penosas.

Muchas personas, amantes de los animales, los torturan inconscientemente, humanizándolos de tal manera, que les hacen perder su dignidad y su propia naturaleza. Llegamos incluso a quererlos más que a otros seres humanos, lo que también es realmente triste.

En lo que a mi respecta, he cazado, pescado, toreado, montado, extirpado garras de grandes felinos de circo e incluso utilizado como animales de laboratorio. También he tenido experiencia en la producción intensiva de animales de granja y presenciado miles de sacrificios en mataderos en el desempeño de mi profesión veterinaria.

Pero hace muchos años que no practico la caza, la pesca o el toreo y que me preocupo activamente por el bienestar de los animales.

Sin embargo, mantengo alguna de mis contradicciones personales, como fotografiarme con animales salvajes, criados o mantenidos en centros de recuperación animal. Se trata de núcleos zoológicos donde conservan especies animales en vías de extinción, recogen animales heridos, o incautados en fronteras, etc.


  • Recientemente, he disfrutado jugando con un gato bengalí, una raza obtenida del cruce de un tigrillo de Bengala y una gata doméstica. También he jugado con lobos, ocelotes, un lince boreal, un tigre siberiano y dos tigres de Bengala.

Sigo ilusionado con montar en un reno, viajar en un trineo tirado por perros, cabalgar a caballo entre fauna salvaje africana o interactuar con osos, leones, hienas y guepardos o practicar cetrería a caballo en Mongolia. Lo normal, para un amante de los animales e inquieto jubilado.Es cuestión de tiempo y suerte que lo consiga

                                            Gato bengalí



  Jugando con lobos



Ocelote

Lince boreal 


Cachorro de tigre siberiano 




Arriesgando con tigres de Bengala 










Camello bactriano en China







Los monos son atrevidos y peligrosos. En mi viaje 
a China, estos robaron la comida de mi plato y tuve
que espantarlos con un palo 




Nota del autor. Los lectores pueden ver igualmente en este blog,  los siguientes artículos:
Mi mundo entre animales, 1ª parte, de 20 de junio de 2017
Mi mundo entre animales, 2ª parte, de 10 de mayo de 2018
Mi mundo entre animales, 3ª parte, de 8 de junio de 2018








No hay comentarios:

Publicar un comentario