Surjo de la noche. Me invade la nostalgia. El rocío baila en las telas de araña. Las gotas de agua, se entregan al estanque. El suelo se viste de oro y sangre. Mis árboles, los que planté con ilusión de futuro, se desnudan lentamente. Es otoño.
Pienso en las pasadas primaveras y me duele la memoria. Sentimientos encontrados; sonrisas y lágrimas; sueños rotos; hermosos atardeceres y algunos amaneceres mal compartidos.
Cierro los ojos. Están húmedos, recordando almas que se fueron y me miran desde el cielo; tambien pienso en los hijos que crecieron y vuelan solos por el mundo.
Los árboles guardan en su madera, íntimas promesas de amor. Mis naranjos preparan los sabores del invierno y los caquis esperan para ser festín de los pájaros.
Mi piel, quemada por el sol de la vida y herida por las espinas del camino, lucha contra las hojas del calendario.
Mi alma, prisionera en un cuerpo cansado, sabe que se acaba su camino y que algún día, en algún momento, devolverá a la tierra, el carbono que le prestó, hace muchos años.
Oigo música. Es hermosa, pero triste, como el estrenado otoño, en un gris cielo, ayuno de pájaros en su paisaje.
Oigo "Viva la vida", de David Garrett, me llena de colores y abandono mi nostalgia.
Mis lágrimas han huido. Aún es tiempo de amar y de vivir. Me enfundo un chubasquero; marcho a pisar playa; cara al viento, desafiando al tiempo y pidiendo vida.
Estoy cansado, pero no me entrego. Me aguardan hijos, nietos y una mirada azul, dulce, noble y hermosa, con la sabiduría del gran norte.
Me esperan nuevos caminos. Aún es tiempo de vida, de amor y esperanza
David Garrett
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