No soy experto en arte, pero tengo los suficientes conocimientos y sensibilidad, para valorar las grandes obras y emocionarme con ellas.
Esta ha sido mi segunda visita al Metropolitan Museum de NY y he podido sacarle más provecho a mi experiencia.
No obstante, pasar 8 intensas horas en este museo, ha sido a todas luces insuficiente para disfrutar de todas sus posibilidades.
Me ocurrió lo mismo al visitar el Museo del Prado, el Museo del Vaticano y por supuesto, el Museo del Louvre de París.
Excuso decir lo que debe ser la visita al Museo Británico de Londres o el Hermitage de San Petersburgo.
Visitar uno de estos museos, exige amor al arte, sensibilidad e incluso una buena forma física, dada la amplitud de estos.
En el primer artículo dedicado a este Museo, me centro en la oferta artística del Egipcio antiguo.
Dada mi limitación personal, tan solo aporto una muestra fotográfica, sin mayor pretensión que la dar a los lectores del blog, una idea de la riqueza e interés de este museo.
Debo señalar que la abundancia de obras de Egipto es apabullante y que el marco de exposición es verdaderamente impresionante.
Hay una gran sala, con una gigantesca pared de cristal, que permite mezclar arte con el excelso paisaje de parte de Central Park de Nueva York. Solo diré, que impresiona el escenario al verlo y que cuesta salir de él.
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