miércoles, 25 de abril de 2018

India y Nepal. Capítulo 3: Delhi a Jaipur

Estábamos agotados por el largo viaje realizado desde España, los formalismos de inmigración y las emociones de una jornada en Delhi. Sin embargo, madrugamos al día siguiente, para recorrer durante 5 largas horas. los 260 Km que separan la capital de la India con Jaipur.


Nos detuvimos a comer a medio camino, en una población pequeña y pintoresca, donde las mujeres caminaban envueltas en sus coloridos saris, dejando el vientre al aire.







Nos invitaron entonces, a subir en sendos jeeps descubiertos. Pronto subiríamos pronunciadas cuestas por estrechas calles en laberinto. Continuamos por un paisaje yermo y de pronto, se alzó ante nosotros un bello palacio llamado de los mercaderes, donde antaño, se cerraban importantes negocios.
 Al descender, nos hicimos fotografías con uno de los conductores, un sikh de aspecto imponente, que añadió exotismo a nuestro periplo. 
                            
                                "Las Vilches Sisters", las sonrisas de Sevilla
Nos esperaban en la puerta del palacio y nos pusieron un punto rojo en la frente. No sería la última vez que esto pasara y el hecho, me hizo evocar el miércoles de ceniza de nuestro rito católico. 




Con Vibeke, la "Vikinga del sur"
                                                 Los "Migueles" tras 42 años de amistad


El palacio era toda una demostración de lujo asiático, enormemente refrescante en una zona de tórrido calor durante numerosos meses del año.  
                                   
                                Posado de las seis compañeras del viaje y alegría del camino
Tomamos una excelente comida típicamente india, con la debida precaución, pues a veces, no es que sean picantes, sino que abrasan como el fuego.

Continuamos nuevamente la ruta hacia Jaipur, entre polvo, trafico intenso, colores apabullantes de los saris del camino y algunos carros tirados por camellos.

Jaipur es la capital del estado de Rajasthan, y fue construida en el siglo XVIII por el maharajá Jai Singh II. Es conocida como la ciudad rosa, a pesar de que no siempre fue así.


Jaipur fue planificada en torno a cuatro grandes avenidas: dos grandes calles paralelas la cortan en toda su longitud en tres franjas de igual anchura; otras dos calles discurren perpendicularmente a las anteriores, dividiéndola por tanto en nueve partes. Los nueve barrios rectangulares de Jaipur, simbolizan las nueve partes del Universo.


Su floreciente comercio y sus industrias de tejidos y joyería, han hecho de Jaipur una ciudad próspera. Visitamos una fábrica de alfombras y de telas, dejándonos en ella alguna que otra rupia.













Aquella tarde, visitamos el Palacio del Maharajá y su museo, así como el interesante Observatorio de Jai Singh, todavía en funcionamiento, donde pudimos observar la exactitud de los instrumentos pétreos construidos en el siglo XVIII.










 





Cerramos la jornada con la visita a un templo hindú, donde pudimos, pero no fotografiar, una ceremonia aarti   Templo hindú donde presenciamos una ceremonia aarti





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