Desde entonces, la expresión se ha incorporado a la jerga coloquial de este país y por supuesto, se encuentra en el anecdotario de la vida política española.
Cuando ayer paseaba plácidamente por mi ciudad, un africano de raza negra, me dio una propaganda que acepté por educación y que pensaba tirar en la papelera. Sin embargo, le eché un vistazo y decidí conservarlo.
El texto anunciaba un Gran Ilustre Vidente Africano, que ofrecía ayuda para resolver diversos problemas con rapidez, eficacia y garantía,
Se trataba del Maestro Chaman Africano, Gran Medium Espiritual Mágico, con poderes naturales, con 15 años de experiencia en todos los campos de la Alta Magia Africana.
Su pasquín ofrecía ayuda para resolver todo tipo de problemas y dificultades por difíciles que sean: cualquier problema matrimonial, recuperar la pareja y atraer personas queridas, impotencia sexual, amor, negocios, suerte, judiciales, quitar hechizos, depresión y protecciones vida familiares, mantener puesto de trabajo, atraer clientes, etc.
Cualquier otra dificultad que tenga en el amor, lo soluciona inmediatamente con resultados positivos y garantizado al 100%
Todos los días de 8 a 22 H.
Terminaba el anuncio con la frase siguiente: "CONSULTAR CUALQUIER NECESIDAD"
He recordado a los que deambulaban por el oeste americano vendiendo jarabes milagrosos que curaban todo. También a los que suministraban pócimas, ungüentos y elixires en diversas obras culmen de nuestra excelsa literatura, incluso el famoso bálsamo de Fierabrás.
Me he acordado también de los "vendedores de crecepelo" y de los que han inventado dietas mágicas para adelgazar y de los promotores de aparatos revolucionarios que te musculan sin hacer otra cosa que ver la televisión tirado en el sofá rascándose lo que corresponda.
Ha venido igualmente a mi memoria, el ingenioso español que a mediados del pasado siglo, vendía latas con aire de España.
Y finalmente, he pensado en los vendedores de humo, que nos ilusionan y mienten, simplemente, para ganar al juego del escaño, en un "Quítate tú que me pongo yo", sin importarles "un silbato" quebrar la fe de los crédulos.
Los incultos creen en ilusionistas, tahúres, embaucadores, adivinadores del porvenir, sanadores, curadores del mal de amores y en toda una panoplia de oportunistas y vividores del sudor ajeno.
Cualquier cosa vale para extraer de las personas, la energía necesaria para vivir, al igual que lo hacen los depredadores de las sabanas, los desiertos y las selvas en el mundo salvaje.
Hay otros oportunistas, hábiles en el reparto de los naipes de la vida, que juegan con las cartas marcadas y succionan el producto del sudor de los inocentes: políticos vendedores de quimeras, banqueros de cláusulas suelo y comisiones vergonzantes, chorizos variados y carroñeros de mono o de cuello blanco, que de todo hay.
El Gran Ilustre Vidente Africano, no es más que un modesto aprendiz del arte de la supervivencia, que no ha pasado a mayor nivel, en uno de esos programas televisivos en los que un estrafalario calvo con coleta, anillo esotérico y voz sibilante, te saca el higadillo.
No dejan de ser, todos ellos, una especie de carteristas diplomados en el arte de la manipulación de los sentimientos que tal vez se forren con la miseria humana, pero que cuentan con mi desprecio.
Pienso en los políticos con su cohorte de malandrines, voceros, bufones y titiriteros, con coleta o con exultante flequillo rubio de marido de la Barbie y creo que de dejarme estafar por alguien, me inclinaría por el Gran Ilustre Africano, pues al menos, puede ser divertido.
Tal vez, el Gran Chamán Africano, tenga realmente poderes y me ayude a realizar mis secretos sueños: disfrutar más allá de los 90 años sin necesidad de viagra, cobrar la pensión hasta entonces, sentirme libre de injustas comisiones, multas de afán recaudatorio e impuestos al sol y que los depredadores sociales, desaparezcan del planeta, como estalla una pompa de jabón.
Pero me temo que no se me arregla. El Gran Chamán Africano, tal vez supiera embaucarme pero por muy grande, muy chamán y muy africano que sea, nunca podrá erradicar del planeta a sus competidores, como nunca podremos erradicar las ratas. Tendremos que controlarlas para que no proliferen demasiado y eso, solo se conseguirá con madurez, formación, criterio y compromiso social.
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