Mis desvelos nocturnos, son mágicos momentos de escritura, no exentos de imaginación, intimísmo y verdades a cañón.
También lo son de escritura fecunda, sin brújula cierta, a la deriva, sin importar la altura del oleaje, ni los riscos de la costa. Un peligro y eso que no estoy, ni húmedo ni fumado.
Ya me voy adaptando al frío.
He sacado la ropa de invierno y dudo en guardar la de verano, pues aún no tengo claros mis próximos viajes.
6 semanas y 6 kilitos menos. Ese es el balance australiano. Me valen algunos pantalones chinos y otros de pana, pero me he quedado sin la franela.
Bailo en algunas chaquetas, estilo "el muerto era más grande" y me sirven algunas antiguas que me lucían morcillonas.
Me valen las corbatas, pero al jubilarme, me quité el calendario de la cartera, el reloj de la muñeca y la corbata del pescuezo. Casi necesito un nuevo agujero en el cinturón, so pena de usar "tirantes de mediados del XX"
A veces pienso, que unos tirantes, un sombrero para que no se me caigan las neuronas, una pajarita, que ya tengo y si las canillas siguen sonando, un bastoncito de tercer pie y tercer ojo, me darían un toque de elegancia personal y un marchamo definitivo de literato de café o tal vez, de viejo caballero español, con cara de gotero y aspirante al marmolillo.
Pero aún no tengo los signos definitivos de la cuesta abajo.
Cuando veo una hermosa serrana, se me alegran los ojillos y hasta pienso que aún tengo capacidad de achuchón y alegría, pero ya voy con la modestia del gato viejo.
Miro el escaparate de la pastelería, pero a sabiendas de que hay muchos dulces que me están vedados.
Me gusta sentarme en un banco a ver pasar el mundo.
Juncos de nuevas cosechas, señoras con el síndrome del mandril, abuelas en plan de nietas, nietas queriendo ser mayores e incluso algunas, con curiosidad por la vida, aguantando el tipo, con falda escocesa y cortos calcetines, y damas con historias, vencidas por el peso de la historia,...
Pero las que más me gustan, son las del pasado siglo, paseando su vida vivida, en un mundo de colores, viviendo con naturalidad, su reloj biológico, con la dignidad del momento, la sonrisa hermosa y la mirada inteligente de quién ha visto mundo y ha sabido leerlo.
Oigo el ruido de España. Veo los ajetreos de la vida. Huelo la Navidad, se acercan los niños de San Idelfonso, las uvas esperan las campanadas, y las castañas calientan la calle, el monago y las manos , metidas en sus cucuruchos de tradición.
El árbol de Navidad sigue en su caja, un nacimiento quiere aire de hogar, los turrones amenazan mi vestuario y los nietos esperan sus plásticos de enero.
Y yo, sin saber qué hacer con la maleta, qué sentido tendrá la mirada en la brújula, mientras pienso que tal vez, se acerque el tiempo de babuchas, sopas y hogar, aunque sea para oír lo ya oído, ver lo ya visto y sentir lo ya sentido.
Tal vez, sea momento de palos de golf y cortos viajes, de civilización cercana, aunque no me verán pintando o cantando, en coro de calvorotas desdentados, no porque no dé el perfil, sino porque no nací ni para pinceles, ni gorgoritos, ni rondallas.
Va siendo hora de morcillas, gambas al ajillo, platos hondos de cuchara de abuela, las uvas del 31, el chocolate con churros de Reyes, las torrijas en tiempos nazarenos, el bienmesabe siempre y del gazpacho en verano.
Y de caviar de gallina con patatas y pimientos verdes fritos en lágrimas de aceituna o los suspiros de guarro, con aroma de bellota, en cualquier día, en cualquier momento y con cualquier excusa.
Porque ya he bebido un negro refresco ruso con sabor a humo licuado, comido guisos bosnios de alta densidad, patatas canadienses de cruda y endulzada realidad, carne con canela y menta, hamburguesas de lentejas, albóndigas de garbanzos e hígado crudo de oveja, sangrando sobre pala de cavar,.
Y canguro, cocodrilo, camello, ballena, tortuga, bisonte, burro, gato, "gambas de matorral"(saltamontes), patatas de mar, caracoles y caracolas, serpientes, gacelas, proteínas voladoras, en forma de pajaritos, palomas, perdices, avutardas, patos lacados, pollos con miel sobre base de goffre e incluso murciélagos.
Y snacks de cangrejos dulces, salsas agrias o agridulces, cosas en negra soja, lagartos, tiburones, algas y lo que yo no sé y mejor que no lo sepa, en los caminos del mundo, ya sea en mesa y mantel o en suelo, piedras y malas hierbas.
Hay quien dice, que uno de los platos más raros del mundo, es una paella bien hecha.
Malévola maldad de malvado irónico.
He disfrutado grandes arroces por el mundo, de cocciones variadas, colores diversos, con pipas o escamas de dulce plateado y qué se yo, pero ninguno me ha regalado más que las paellas de acá, sin contar los negros arroces de nuestra geografía.
Todavía me quedan sabores de maleta, en lejanos países, ya sea de mantel o de humos sobre ruedas, en las calles de la vida.
Frailecillos, focas, hierbas raras, de las que no se fuman incluso una que se fuma, carnes muy cocinadas de .. mejor no preguntar y sabe Dios, que todo lo sabe, los milagros culinarios del mundo, en selvas, desiertos, costas y sabanas, que te pueden desgraciar.
Pienso, que mal tengo mis coordenadas horarias, escribiendo sobre comidas en madrugada de invierno.
Haber estado en los 5 continentes en pocos meses, vivido las 4 estaciones en 8 semanas y haber sufrido 16 horas de desfase horario en 7 días, ha despistado mis cansadas neuronas.
Afortunadamente, el naranja sube en el horizonte, la madrugada se va, los pájaros vuelan, la gente se levanta y yo, me reincorporo al afán de la vida.
Afectado con el síndrome del " escritor errante", empecé mi palabreo con un querido amigo, y poco a poco, la inspiración o la costumbre, me llevó de escritor de epístola a ser "carne de blog".
Que tengáis un buen día, mis anónimos lectores.
¡Qué bello poema! Se viaja en él....
ResponderEliminarRecuerdos a la vida.
¿Se acuerda de los humildes mortales que quedamos detrás?
Hola Charlene, estoy desconcertado con tantos viajes y tantas personas conocidas en los dos últimos años. Su nombre me suena mucho, pero lamentablemente, no consigo recordar más. Por favor, póngase en contacto conmigo. Me encantará cambiar impresiones con usted. Gracias por leer mis artículos y por enviarme su comentario. Saludos, Miguel del Valle midevago@gmail.com
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