El jardín clama mi responsabilidad.
He viajado y mucho.
He cuidado jardines ajenos, para vivir en hogares del mundo, hablando otros lenguajes, abriendo corazones y arrancando sonrisas.
He cuidado viejos parterres de flores perdidas, como a veces se secan las ilusiones.
He saneado inmensas y hermosas rocallas, devolviéndolas belleza y el esplendor.
He creado huerta de sabores de futuro, que no degustaré desde la distancia.
He dejado en Australia, sudor, vida y amor de vida
Y he vuelto a las raíces de mi hogar.
Alguien dijo, que a los hijos...
Hay que darles "alas para volar y raíces para volver".
Y yo soy hijo de esta tierra.
Benditas montañas, de verdes laderas y blancas cumbres; alegres mares de azules espumosos, melancólicas nubes de grises cielos; tenebrosas simas, que me atraen y subyugan.
He vuelto a por leche y miel; a por sentidos y sentimientos; a por amores de vida; a abrazos de amigos; a manos tendidas; a sonrisas otrora lejanas, que miraba en la cara de la luna.
He vuelto a mi patria chica, pero grande, hermosa y bravía, con sus pecados y su nobleza.
Mi jardín llora, porque le he olvidado
.
. Los árboles sueltan sus hojas, entre el oro y sangre de sus colores, el verde de la hierba se cubre de hojarasca y los peces del estanque piden agua limpia.
Y yo, egoísta, inconsciente, impasible y frío,
he preferido las sábanas del descanso, la música de flotar en el aire y el teclado de la inspiración.
No duermo seguido, me obsesionan las letras, me olvido del plato de cuchara y solo pienso en nutrir mi alma y mi autoestima, con prosa en poesía,.
Solo quiero volar como Juan Salvador, Gaviota, por supuesto, al éter de la montaña, sobre la espuma del mar o bajo las nubes de plomo.
Leche y miel.
Parco desayuno para un cuerpo cansado, de un alma soñadora.
Leche y miel,
Ungüentos de felicidad, para inundar mi cuerpo con placeres sencillos.
Soledad, meditación, clorofilas de tierra, yodos de mar, hojarascas del camino cerrado, maletas inquietas, miradas ausentes, sueños presentes...y ¿ahora qué?
Leche y miel,
Prosa y poesía, incertidumbres en la sombra, sol esquivo, aire puro, paz y preguntas, respuestas sin llegar.
Leche y miel,
Invierno ahora, tiempos de Cruz y campanario, villancicos, turrones, uvas, de ilusiones tal vez
Leche y miel,
¿Por cuánto tiempo?
¿O tal vez, dátiles y miel?
Llegan vientos de desierto, de media luna, minarete y muecín.
Resuenan llamadas de oración en tierras extrañas.
No son las mías, pero son hermosas,
misteriosas, diría yo.
Pero aún es tiempo de leche y miel.
Marcho al jardín, a crear belleza, a dar amor a la tierra de mis entrañas.
Porque como ya decía,
"Sé volar, pero mis raíces, están aquí"
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