sábado, 10 de junio de 2017

Etiopía 15. Un paseo por la vida

¡Viajar a Etiopía, es hacerlo a un pasado que se extingue en un presente que espera su futuro! 

Este reportaje, ha captado situaciones de la vida de un país, compuesto por una gran diversidad de etnias, creencias religiosas y sistemas de vida. Muchas de las fotos que aquí se exponen, han sido robadas, por lo que son espontáneas y llenas de autenticidad.

Gran parte de las instantáneas, fueron obtenidas desde el vehículo en marcha, por Francisco Estela, un hábil ladrón de siluetas y colores en la modalidad de "ventanillero" Agradezco a mi compañero de viaje, su colaboración fotográfica, máxime, cuando por azares del destino, sufrí la avería de una de mis cámaras fotográficas.
























Vimos una manifestación de alegría, incluyendo bailes, cantos y saltos. Lo extraño del caso, era el motivo de la celebración: la muerte de un niño de 6 años, por malaria
           

Etiopía es un primitivo y sorprendente país, pero lleno de riesgos. Hay miles de cabezas de ganado en la carretera, que no sólo circulan, sino que viven en la calzada. Cuando por accidente matas un animal, no es descartable que en el sur del país, donde habitan violentas etnias ancestrales, tiren de fusil y disparen a los ocupantes del vehículo siniestrado.

La inobservancia de las normas de tráfico, los animales en la ruta, las ruedas gastadas de los vehículos y las carreteras mal concebidas o deterioradas, son causa de numerosos y graves accidentes.

Las siguientes fotografías, fueron tomadas en solo 4 días de viaje. Los accidentes eran muy recientes










 Era época de siembra. Se veían numerosas escenas de labranza que recordaban la España rural de finales del siglo XIX






  
 Me encantaba estar entre animales y mezclarme también entre la gente.






Ver los coches de los entierros o presenciar las bodas, permiten conocer la idiosincracia de un país. Fue una sorpresa observar un enorme coche de bodas,  tirado por dos tristes caballos. Viendo el "artefacto nupcial", uno se imagina  los novios delante y la familia detrás, camino de la ceremonia

Fue una sorpresa leer un cartel en inglés, expuesto en la puerta de una iglesia ortodoxa. En él, se daban instrucciones de separación de sexos y la prohibición de la entrada en el recinto, a mujeres con la menstruación.
 En la ciudad de Mekele, hay una estatua ecuestre en la entrada de un hotel. Consideré poco afortunados su ubicación y su diseño. Lo que más me sorprendió, fueron los escasos testículos del caballo. Nada parecido al famoso caballo del General Espartero, cuyos atributos genitales, son motivo de chanza y orgullo en la ciudad de Madrid


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