Las experiencias vividas en Etiopia, han marcado un hito personal, como en su día lo hizo mi primer trabajo profesional en Mauritania, hace ya 45 años.
En aquella ocasión, paseaba solitario por inmensas playas donde las arenas del desierto del Sahara y las aguas del Océano Atlántico se encuentran.
No me desnudé entonces en la libertad de la Naturaleza y muchas veces, nadé entre dos aguas, para evitar los chacales de tierra firme y los tiburones de las aguas profundas.
Ahora, en Etiopía, mis intensas vivencias, han colmado las expectativas largamente soñadas y la inesperada oportunidad de bañarme en un lago salado, provocaron mi desnudez a la luz del sol.
La ocasión merecía la pena: nadar en aguas similares a las del Mar Muerto.
Ya en casa, recibí sorprendido una foto mostrando mi piel en aquellas aguas. Al parecer, Vanessa, "la portuguesa", había captado mi silueta con un puro ánimus jocandi, para arrancarme una pícara sonrisa.
Me había pillado "con el culo al aire", literalmente. Algo sin importancia, hoy día, cuando la gente ya no tiene pudor para enseñar cada pliegue de su anatomía. Esto ha sido solo una simpática anécdota del camino.
Lo mollar fue navegar por aguas entre cocodrilos e hipopótamos; convivir entre las primitivas etnias del río Omo en el sur, junto a Kenia y los Afar en el norte, en la frontera con Eritrea; ver de cerca las rojas lavas del volcán Erta Ale y los fríos colores del Dallol; perderme en la albura de un inmenso salar; sumergirme en la fe del pueblo ortodoxo; ver las iglesias excavadas en la roca y finalmente sentir la emoción de la escalada a la maravillosa iglesia de Abuma Yamata Hug, en las inmediaciones de Wukro.
En suma, una experiencia inolvidable, en la que además, he tenido excelentes compañeros de viaje y fugaces contactos con aventureros del camino, que me han enriquecido como persona e incluso rejuvenecido.
Flotando en el lago salado
Tomando muestras de arena del lecho del río, junto a Turmi
Un pinchazo por los caminos del surLos niños salían a recibirnos en las aldeas y nos cogían de la mano
Con dos amigas de la tribu Mursi
Con una comerciante en un mercado tras cambiarle viejos collares de
mis cuñadas, por objetos étnicos hamer y un posado para el recuerdo
Con una mujer Hamer en su aldea, cerca de Turmi. Los dos collares inferiores son de hierro. El collar superior, con un saliente delantero, es el que portan ya de casadas. Tengo en casa un collar
de una hamer ya fallecida
Con una joven Dassanecht que iba con agua al poblado. Frontera con Kenia
Jóvenes Dassanecht con adornos hechos con chapas de refrescos
Con mujeres Dassanecht
En un termitero del camino
En el mítico recodo del río Omo, donde habita la etnia KaroCon jóvenes de la etnia Karo
Con dos Karo de mi edad
Poblado Dorze. El guía me animaba a beber agua potable como hacía él
Viendo tejer una manta Dorze
Precioso recipiente con vino de miel
Bovino típico de la zonaEl guardian de la tumba del emperador
En las cataratas del Nilo Azul. En mayo, había poco agua y muy turbia
En las cercanías de las cataratas
En la puerta de acceso de una iglesia excavada
Iglesia excavada en Lalibela
En dromedario, para ascender a la cima del volcán Erta Ale, en erupciónEl autor del blog
El inmenso salar del Danakil
Tres de mis danesas preferidas
Tomando una muestra de sal en el salar
Francisco Estela, en el inmenso salar del desierto del Danakil
Agustín, con su característico buen humor y su excelente forma física
Japonés, ingeniero experto en energía solar.
Americano que estaba dando la vuelta al mundo desde
hacía 34 meses. recorrió todo Mongolia a caballo en
solitario
Una australiana de Perth
Con mis amigas danesas del viaje en el salarBailando a la puesta de sol
Con Agustín, bebiendo vino etíope en el salar
Con las tres vikingas, junto a las fantasmagóricas montañas de sal del desierto del Danakil
Catres de madera y cuerda para dormir al cielo raso: "Un hotel de muchas estrellas"
Desierto del Danakil
Junto a recolectores de placas de salde la etnia Afar
La encantadora danesa Julia Horn
Perspectiva del ascenso a la iglesia Abuma Yamata Hug. Cerca de Wukro
Ascendiendo a la iglesia Abuna Yamata Hug. Es una de las
iglesias verticales de la región del Tigray
El "Guapo de Móstoles y el Tuno de Granada" en la base de la iglesia Abuna Yamata Hug
Compartiendo hotel, cerca de Wukro, con la ONG sanitaria belga: "Mira y sonríe". Oftalmólogos
y cirujanos maxilofaciales, llevaban salud y alegría a lo etíopes más necesitados
Faenando una cabra en el hotel para la cena del día
Miles de animales domésticos a todas horas, por todas las rutas de Etiopía. A veces, en el sur, disparan a matar a los ocupantes del vehículo que atropelle uno de sus animales
Cocodrilo del Nilopelícanos y cocodrilos
Acceso a una vivienda en el poblado Konso
Totem del poblado
Si un Konso quiere casarse, debe a tirar esta piedra hacia atrás por encima de la cabeza
Dando caramelos en el poblado konso
Alambique
A la izquierda Sudán del Sur; de frente, Kenia; a la derecha, el territorio de los Mursi, Etiopía
Aliviadero
Objetos étnicos Hamer en un mercado
Tomando un maravilloso té etíope, que sirven con una especie de saumerio con humos aromáticos.
Hotel del turmi, junto al poblado Hamer.
Atravesando el río Omo, para visitar el poblado Dassanecht, en la frontera con KeniaPresenciando la elaboración de una torta hecha con harina extraída de las hojas de un falso banano
Poblado de la etnia Dorze
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