Se trata de un museo privado de relojes, que consta de 4 plantas. Una de ellas, dedicada a los oficios de relojería, otra a biblioteca y documentación y dos plantas realmente extraordinarias en su presentación y contenido, contienen cerca de 2000 relojes espectaculares.que abarcan desde el siglo XVI a la actualidad
El museo, es una visita obligada para los amantes de la relojería y de las artes aplicadas. La colección de relojes de bolsillo y de pulsera, es sin duda una de las mejores del mundo.
Lamentablemente, no permiten hacer fotografías en su interior, por lo que las imágenes de este artículo son exclusivamente extraídas de internet.
Hay magníficos relojes con cajas de esmalte, relojes de miniatura, para llevar en un broche, una condecoración, un anillo o incluso en la empuñadura de una pistola.
Las piezas, proceden de numerosos países y muchas de ellas, pertenecieron a importantes personalidades de la nobleza británica, el Zar Nicolás y del Duque de Montpensier, quien muy ligado a la historia de Sevilla,pretendió la Corona de España.
Había incluso un reloj transparente y otro enteramente de madera, que procedía de Rusia.
Relojes astronómicos, relojes de investigación,... una colección extensa y maravillosa, en el que la técnica, la precisión, la ostentación y el refinamiento, se fundían en una obra de arte.
Mi espíritu se elevó ante tanta belleza y me transporté al glorioso pasado de las grandes potencias que dominaban el mundo.
Más tarde, mientras paseaba por las calles de Ginebra al aire de la vida. Me enfrenté a la realidad del mundo actual, lleno de contrastes sociales, económicos y culturales.
Pensé en las antiguas colonias, soportes económicos de unos imperios que aún no habían entrado en decadencia.
Dicen los africanos, que
"Nosotros tenemos relojes y ellos tienen el tiempo"
Y no les falta razón. Tenemos relojes maravillosos con precisión de milésimas de segundo, que solo sirven para presumir o estresarnos, mientras que ellos, apenas disponen de lo necesario, pero tienen tiempo para vivir pausadamente, al ritmo biológico y con la sonrisa en la cara.
Pensé que los antiguos dueños de los relojes expuestos, llevaron en sus bolsillos lujo y belleza, pero no pudieron retener el tiempo. Todos, sin excepción, volvieron a la tierra, en el sentido estricto de la expresión.
Esta mañana, he paseado a la deriva, por uno de los parques de la ciudad y he encontrado por azar, un cementerio.
Católicos, protestantes, musulmanes, personas que una vez, respiraban trece veces por minuto, reposan para siempre, a pesar de que todos hubieran regido su vida con el tic tac de un ingenio llamado reloj, que sirve para contar el tiempo, pero no para gobernarlo
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