Suiza es un gran reloj. Todo los previsible está previsto y funciona a la perfección. Es un país hermoso, fiable, sosegado, seguro y lleno de colores.
Es cierto; sus habitantes originales están cuadriculados y no dejan margen al azar. Viven de los relojes, los chocolates, las empresas farmacéuticas, la banca y la seguridad que proporciona su neutralidad internacional y su consolidada democracia.
Tienen un alto nivel de vida.
La convivencia, en este país, que aloja numerosas instituciones internacionales, es extraordinaria y supone un gran ejemplo para todo el mundo.
Pasear a la deriva por sus ciudades, es una delicia. He aquí, un breve reportaje fotográfico de mis variados paseos por Ginebra
Delante de la fachada principal de las Naciones Unidas
Un árbol muerto es una expresión de arteUna sorprendente butaca en la acera
Una mañana de domingo
Un paseo dominical de tres generaciones
Imagen del lago Leman
Los parques de Ginebra sirven de esparcimiento dominical. Muchos de ellos, son trabajadores internacionales
Ginebra es una ciudad multicultural
Baile en las calles
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