Cuando era adolescente, movía mi vida en blanco y negro por la España tardofranquista.
En aquella época, éramos crueles con los "diferentes", que sufrían en silencio, la incomprensión y la rigidez de una sociedad aferrada a unos valores maximalistas.
Era la época de "los niños con los niños y las niñas con las niñas", lo que incluía la separación de sexos en la docencia y hasta en algunas piscinas, donde había horarios diferentes.
Los roles femeninos y masculinos, estaban bien definidos y la diferenciación empezaba con los juegos infantiles.
Era sólo cuestión de tiempo, que los niños de la época, nos convirtiéramos en unos patanes ante cualquier signo de desviación social.
Por ejemplo,sospechábamos de un chico que usara laca para el pelo o que fumara con la mano derecha o que las mujeres portaran pantalones, fumaran por la calle o entraran solas en una cafetería.
Las personas sólo podíamos ser "tíos, tías, maricones y tortilleras" y los matrimonios estaban compuestos sólo por un hombre y una mujer.
Pero había un submundo bajo la sociedad de la época, en el que se toleraba el río de las pasiones, como una espita para aliviar las tensiones humanas y mantener tranquila, la superficie visible de la población.
Pero los hijos de la postguerra nos hicimos mayores y con la llegada del turismo masivo, se inició una apertura mental, que sería imparable.
Las mujeres desterraron la faja, se pusieron pantalones, se quitaron los sujetadores y mostraron mayores superficies de piel, primero con la minifalda, luego con el bikini y finalmente, con los tangas y el topless.
Paulatinamente, afloraron a la sociedad, los escondidos en los armarios y fueron tomando conciencia de su libertad y de su poder.
Los partidos políticos les apoyaron, los medios públicos de difusión, les encargaban la dirección de programas, organizaban desfiles, tenían su día de orgullo y en definitiva, se hicieron visibles, y fueron protegidos de la incomprensión, la persecución y la marginación, en una sociedad en evolución.
Por otro lado, cuando los solteros de sexo y cama diferentes, querían tener
"Encuentros en la tercera cama",
sólo podían hacerlo previo pase por la vicaria, tras años de noviazgo y preparación del ajuar.
Los encuentros alternativos, tenían fatales consecuencias para las mujeres, un cierto halo de victoria para el hombre y un calificativo de "ilegal", en el caso de una descendencia fuera de la firma de "en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte os separe"
Actualmente, todo es más diverso. Ahora, que yo sepa, se admite la pluralidad sexual: hombres, mujeres, gays, lesbianas, bixesuales y transexuales.
Respecto a la vida en común, ahora hay parejas de hecho, matrimonios civiles y matrimonios por la iglesia.
Se escuchan con frecuencia, frases, como "vivir en pecado" o "casarse por lo civil o por lo militar"
La legislación española, denomina igualmente matrimonio a las uniones entre un hombre y una mujer, entre dos hombres y entre dos mujeres.
Es la ley del péndulo; si antiguamente, la sociedad era asfixiante y represora, ahora es muy permisiva e incluso, hiere la sensibilidad de los que sienten los valores cristianos.
Llamar matrimonio a la unión homosexual, es para muchos, una ofensa innecesaria que podría evitarse.
Lamentablemente, los partidos políticos, piensan en clave electoral y juegan a zaherirse mutuamente, olvidándose en muchas ocasiones, de las necesidades reales de las personas.
Hoy por hoy, predomina el "mantenella y no enmedalla", por lo que temo que se prolongará la actual situación.
La sociedad debe admitir, que existen diferentes tendencias sexuales, considerarlas normales, permitir que se sientan así los anteriormente marginados por ella y vivir así en una sociedad mas respetuosa.
Yo propondría, con ánimo positivo y conciliador, la siguiente terminología:
Matrimonio: unión entre un hombre y una mujer
Gaynomio: unión entre dos hombres
Lesbynomio: unión entre dos mujeres
Transimonio: unión entre dos transexuales.
Y ya puestos, por añadir un tono distendido:
Happynomio: unión feliz entre dos personas, indistintamente de su sexo
Fracamonio: unión desafortunada entre dos personas, indistintamente de sus sexos.
Otro aspecto a considerar, es el de los hijos. En tiempos pasados, había solo hijos e hijos ilegítimos.
Afortunadamente, ésta distinción fue derogada. Pero en la actualidad, los avances tecnológicos y la evolución social, permiten nuevas modalidades, que tal vez, precisen de una clara denominación:
Hijo biológico de la madre obtenido por inseminación artificial con semen de donante anónimo.
Hijo biológico del padre, parido por su mujer, previa implantación del óvulo de una donante fecundado in vitro con esperma del marido.
Hijo biológico de padres, mediante un vientre de alquiler.
Hijos cruzados: hijos de lesbianas que se han intercambiado los óvulos fecundados in vitro, de forma que cada cual es la madre biológica del hijo de su pareja y el vientre del hijo de su pareja
Tal vez, los académicos de la RAE y los científicos, podrían proponer nuevas denominaciones, antes de que a los políticos se les ocurra inventarse otra inútil disputa semántica.
Nota del autor:
He escrito este artículo, desde el respeto y el deseo de aclarar términos para que la sociedad sea más armónica, más relajada, más justa y más respetuosa con todas las sensibilidades. Debo confesar, que la vida en este mundo de colores, se ha complicado de tal manera que "el que no está confuso, es porque no tiene las idas claras"
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