He visitado nuevamente Suiza. No era un viaje de paisaje, sino de familia, aunque haya paseado por interesantes lugares.
Cayó en mi mano un franco suizo con una fecha significativa.
Cuando moría el Franco general en 1975, nacía un franco suizo que habría de rodar mucho. En esa misma fecha, me incorporaba a la entonces provincia de Santander, dispuesto a una vida y abierto a fundar una familia.
Enterrado el militar, nacida la moneda, circuló de mano en mano, de caja en caja, de bolsillo a bolsillo.
Quién sabe qué caminos recorrió.
Tal vez, visitó la hucha de un niño, las máquinas de juego, las de aparcamiento, los teléfonos públicos,...
Es posible que fuera alegría de pedigüeño, dádiva de culto, relamido de golosina, tráfico de droga o suerte al aire en inicio de un partido de fútbol.
O porqué no, propina de bar, paseo de tranvía, fugitivo de roto bolsillo, testigo de robo, o pasaporte de tiovivo para sonrisa infantil.
Tal vez, fuera viajero empedernido y viera mundo más allá la bandera roja de blanca cruz. Habrá oído las diversas lenguas de los cantones suizos, servido para juegos de mano, para apuestas de café, oído palabras de amor, confesiones de religión e interrogatorios de agentes.
Habrá pesado en bolsillos de malandrines, maestros chocolateros, artesanos relojeros, banqueros de postín y emigrantes de sufrir.
Y mientras rodaba la moneda, rueda que rueda, me casaba, nacían mis hijos, crecían, se educaban, hombreaban, se casaban, me nieteaban y la vida seguía.
Perdía mis padres, perdía otros seres queridos, había guerras y falsas paces, caía el muro de Berlín, se daban golpes de estado, surgían dictadorzuelos, había corrupciones, genocidios y nuevos líderes, tomaban el relevo de la sociedad.
Mi físico se desfondaba, las canas plateaban mis pensamientos y mis ojos seguían viendo los paisajes de la vida, las lágrimas de la muerte y las miserias de un mundo que a veces, rinde triste al sol, a la lluvia y al arco iris.
Y ahí está el franco, que ahora valdría 181 pesetas; redondo, brillante, saltarín, como si no hubiera cumplido 40 años de vida.
Franco militar enterrado, franco suizo orondo y este español inquieto, con 40 años de desgaste de vida.
1975/2015, ahí es nada; la Tierra girando, el mundo bullendo y el franco como si nada, pero más valioso, gracias al chocolate, los relojes, el turismo,... pero sobre todo, a la habilidad de un pueblo, que ofrece paz, estabilidad, civismo y ... cuentas numeradas.
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