Esta mañana, emprendimos viaje hacia Noruega con el sueño en la mochila. A pocos km de carretera, vimos casualmente, lo que estaba buscando desde mi primer día de estancia: un alce salvaje y en libertad. Era joven, le llamé y se volvió tranquilamente, como consciente de que debía posar. Luego, marchó lenta y dulcemente.
Iba en el coche de copiloto y me distraje fotografiando "al vuelo" las viviendas del paisaje. Estaban integradas en los diversos bosques. Casi todas las casas observadas en Suecia, son de color rojo ocre o en algunos casos, de color amarillo albero. Sin embargo, las viviendas noruegas, tenían otros colores: gris, blanco, azul, ... dando mayor diversidad al paisaje.
Hicimos la ida y la vuelta por carreteras diferentes, y pasamos por unos 40 lagos, algunos, de varios km de longitud.
La frontera se limita a una señal informativa de tráfico, sin garitas, ni controles y prácticamente, me pasó desapercibida.
No fue así durante la II Guerra Mundial, pues Noruega fue invadida por Alemania y estuvo sometida a un férreo control. En aquella época, vivir en la zona sueca, a escaso metros de la línea fronteriza, debió ser cuando menos una temeridad.
Una fortificación en lo alto de una colina, dominaba la ciudad de Halden y la entrada al puerto desde el mar. Visitamos las instalaciones y un museo que hay en su interior. El Rey Carlos XII de Suecia, tenía bastantes ambiciones territoriales y combatió contra Rusia y también contra Dinamarca, perdiendo ambas guerras.
Como suele ocurrir, hubo sangre, sufrimiento y muertes en los campos de batalla e incluso el rey sueco, fue asesinado.
En el museo, se da amplia información al respecto, pero en sueco y hoy no tenía mis neuronas demasiado laboriosas para intentar descifrar algún detalle. Lo que sí pude comprobar, es que en la campa bajo la fortificación, se había celebrado este fin de semana un concierto de rock.
Concluí que de nada sirvieron aquellas muertes de guerra y que en lo que debía ser un santuario de respeto se ha celebrado una juerga de destrucción masiva que daba pena ver.
La fortificación data del Siglo XVII y fue posteriormente utilizada por el ejército alemán. Quedan como testimonio, instalaciones para cañones y nidos de ametralladoras. La solidez de las casas interiores de la fortificación, me parecieron un decorado propio de la gran guerra e imaginé los movimientos de las tropas nazis hace ya casi 8 décadas.
Son muchas conclusiones que debemos sacar de la historia, para que las nuevas generaciones, no repitan la tragedia del pasado. Con frecuencia, políticos ambiciosos, irresponsables y locos, juegan con los seres humanos con demasiada frivolidad, sin medir las consecuencias. Vienen a mi mente diversos políticos españoles, que están abriendo la caja de Pandora sin saber las consecuencias que ello puede acarrear.
A continuación expongo un testimonio gráfico de la interesante jornada vivida a caballo entre dos países, que un día fueron uno sólo.
Alce joven en libertad
Fotografías de casas del camino recorrido
Fortificaciones alemanas de la II Guerra Mundial
La ciudad de Halden
La fortaleza del siglo XVII
Maqueta de la fortaleza
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Centro de la ciudad
En Jaren hay un transbordo gratuito para pasajeros
y vehículos que pasa uno de los lagos
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