En mis paseos por el mundo, a lo largo de los años, he ingerido los alimentos más insospechados y algunos de ellos, poco aptos para la mentalidad de los occidentales.
A veces, por no saberlo antes de comerlos y otras, forzado a ello por hambre o por no ofender al anfitrión. Una especie de harina de saltamontes, carne desecada de serpiente, carne de murciélago, de lagarto, de dromedario, de ballena, de reno, de tortuga, de canguro, de cocodrilo y de iguana; frutas de excelente sabor pero de olor a aguas residuales,..., pero lo peor de todo, fue comer hígado crudo de oveja, chorreando sangre y desprendiendo vaho, servido en una pala de cavar, en el desierto del Sahara, al amanecer.
Puede decirse, que la vida ha curtido mi estómago y puedo desenvolverme con capacidad de adaptación en exóticos lugares.
No es solamente el alimento que se ingiere, sino también, su preparación culinaria, su higiene e incluso la hora de su ingesta.
Ya sabía que los menús de los restaurantes orientales en Europa, no tenían grandes coincidencias culinarias con la "cocina país", pegado al terreno del exotismo, inmerso en la vida del lugar de destino.
Nuestro viaje a la China profunda, implicaba renunciar a nuestro menú occidental y a priori, teníamos el temor de escoger comida en la modalidad de "ruleta rusa", china, sería lo más ajustado, pudiendo vernos agraciados con grillos, larvas de libélula o gusanos de seda fritos, por no decir, otros insectos alados menos apetecibles.
El desayuno chino, consistía en un enorme bol con un guisote bastante fuerte. Hágase la idea el lector, de comer una sopa pastosa descomunal a las 7 de la mañana, en vez de un café con leche, unas tostadas con mantequilla y mermelada, por ejemplo. Ellos, lo tomaban con los palillos y remataban la jugada con profundos sorbos directamente al gaznate.
Nuestras comidas habituales, eran de arroz con huevo o con carne o bien carne o huevos con arroz. A veces, tomábamos patatas fritas a medias de freír, no siempre de nuestro gusto culinario.
He perdido más de 3 kg en dos semanas de estancia, pero no lo achaco exclusivamente a la comida, pues hemos dormido menos de 6 horas al día, subido montañas interminables, recorrido la inmensidad del espléndido paisaje y sufrido el estrés de las emociones de cada día.
Debo ser justo. Hemos visto exóticos mercados, tan chocantes como organizados dentro del caos, con especies vegetales tan desconocidas como atractivas, de gran calidad y también algunos productos menos sugerentes, como los insectos, ya citados, hígados desecados "estilo mojama", pollos de piel y carne negra como el carbón, muchas clases de setas, todas comestibles, aunque tal vez, sin garantía de supervivencia, toda clase de pasta, pues este producto no lo inventaron los italianos, sino los chinos.... grandes ranas, enormes carpas que vendían vivas a las que habían colocado cuerdas a modos de asa y que los compradores se llevaban dando coletazos, como si fueran vivientes bolsos de mano....
..... pollos y patos que eran degollados colocándoles posteriormente boca abajo en embudos de sangrado, cientos de sacos con especias o tarros con salsas picantes, que lucían tan atractivas a los ojos, como amenazadoras a los estómagos más valientes.....
..... y a pesar de ello, hemos comido auténticas delicias, eso sí, a veces, picantes a rabiar u otras, con delicados y deliciosos sabores que tendrían gran éxito en nuestros paladares europeos.
Recuerdo un mediodía muy especial, comiendo arroz y patatas con palillos en la mano derecha y con un grueso palo en la mano izquierda, con la que espantábamos los monos, que a toda costa, querían robarnos la comida. Uno de ellos, el muy truhán, metió su mano bajo mi brazo derecho y me robó las patatas fritas, mientras asustaba a otro mono por mi costado izquierdo.
Cuando mis compañeros de viaje lean este artículo, recordarán con nostalgia, unos soberbios hojaldes con pétalos de rosa en su interior, té de rosas o espetones con sepias a la barbacoa con una salsa picante. que hinchaba los labios y calentaba el estómago, allá donde las altas montañas y la nieve, nos pedía calor interior.
A veces, las comidas callejeras de supervivencia, nos deparaban sorprendentes sabores que sabíamos agradecer y otras muchas, caíamos en la monotonía del menú, que diversificábamos con frutos secos o galletas y alguna de las deliciosas frutas del lugar.
Recuerdo con especial agrado, una cena en una ciudad Patrimonio de la Humanidad, que tenía un gran espacio con mesas y alrededor, numerosas parrillas que no superaban el metro de longitud, con todo tipo de alimentos, elaborados por decenas de cocineros.
Cuando subimos al Himalaya, la carne de yak sustituyó la carne de vaca y el pescado, provenía de las tierras bajas de Yunnan. Pues....
... cuando alguien fallece allí, su cadáver desaparece por tierra, aire o agua, es decir: o lo incineran, o lo exponen desnudos al aire para que lo devoren los cuervos o lo trocean y lo echan al lago Napa, para que los peces coman sus restos. En este caso concreto, los peces del lago no son objeto de pesca, pues nadie desea comerlos.
Hemos pasado algo más de dos semanas en Yunnan, sin sufrir gastroenteritis y disfrutado de un país con una gastronomía diferente, pero hermosa. Eso sí, el autor de este artículo, especialista en seguridad alimentaria, tuvo un "momento inconsciente" y se tomó un yogur hecho con leche de yak, sin control de origen y ahora, pienso si ello puede traerme consecuencias sanitarias. ¡Quién me ha visto y quien me ve!
Sacrificio de un búfalo en la carretera, para celebrar la
defunción de un lugareño
Venta de materia prima y servicio de comidas
Sacrificio de aves, que son metidas en un embudo para
desangrarlas
Hígados desecados
"Otorrinos ofreciendo sacar los tapones de los oídos
entre los puestos de un mercado"
Una de las ranas gigantes que venden vivas para consumo
Larvas vivas de libélulas, que venden para consumo
Variada oferta de insectos para consumo
Gusanos vivos
Brochetas de gusanos
Huevera ecológica
Espetones de sepia
Carne desecada
Pasta
Frutería tentadora
Durión, fruta deliciosa con olor a aguas residuales
Tipo de albaricoques
Papaya y kiwis
Excelentes piñas con estupenda presentación
Huevos embrionados y cocidos.
Restauración en un mercado
"Hamburguesa china"
Zumos de frutas tropicales
Venta de té presentado en torta
El "momento inconsciente" probando yogur de leche de yak
Palillos de comer en la derecha y el palo de espantar monos en la izquierda.
No tuve otra mano para sacar fotos durante la comida
Tras la digestión, viene lo que viene y a veces, en lugares
realmente pintorescos. Que cada cuál imagine lo que pasa
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