domingo, 21 de abril de 2019

Yunnan, China. Capítulo 7. Puzhehei

Abandonamos las impresionantes terrazas de arroz de Yuanyang y nos dirigimos al este, hacia los paisajes kársticos de Puzhehei, en el límite de Yunnan con sus provincias vecinas, Guanxi y Guizhou. 

Sentí muy cerca el norte de Vietnam. Recordé los entrañables  momentos vividos en el Valle de Sapa y a sus pobladores de la etnia H´Mong, los mismos que hay en Yunnan, China, qu son conocidos como la etnia Miao.

El área de Puzhehei  es famosa por sus colinas, lagos y cuevas de Karst subterráneas. Hay un total de 312 colinas aisladas, 83 cuevas, 54 lagos y 16000 hectáreas  de humedales karst.

Esta zona kárstica se extiende también a las provincias vecinas y llega hasta un mítico lugar en Vietnam: la Bahía de Halong.

Las principales etnias de la zona, son Yi, Zhuang y Miao, que han desarrollado culturas diferentes. También hay etnias Yao y Sani. Estos últimos, creen descender del Bosque de Piedra, de donde huyeron hace 400 años. 

La ciudad estaba vacía cuando llegamos y el turismo que hay, es claramente nacional. 

Cuando llegamos a la ciudad, parecía una ciudad fantasma, llena de hoteles con encanto, pero carente de visitantes.

Supimos que el Gobierno había planificado el lugar para el turismo nacional y que en temporada alta y en fines de semana, hay un gran número de turistas. 

Si en Etiopía me alarmó ver cómo hacían los andamios de las construcciones, en China me sorprendí al ver lo que podía hacerse con unos cuantos bambús.
El traje tradicional de esta etnia, no era especialmente atractivo
Subimos a una montaña para divisar un paisaje privilegiado. Me llamó la atención que en la cima hubiera un sistema de cámaras y altavoces, por lo que todo estaba controlado. Esto ocurriría igualmente en otros lugares del viaje.



Alquilamos una de las más de 700 embarcaciones de turismo existentes y remamos durante casi dos horas por el lago. 




Al atracar la barca, una china me pidió permiso para fotografiarse con nosotros antes de desembarcar y accedí a ello, pero varias amigas quisieron imitarla y tuvimos el riesgo de volcar.
Comimos de pie y al aire libre y nos dirigimos hacia dos cuevas que podíamos visitar, para terminar con el ascenso a una montaña cercana.
Los servicios higiénicos se anunciaban como "Estación de confort" en inglés. Era una especie de nave en la que había un sistema corrido de evacuación, con una pared de separación entre cada usuario. El sistema carecía de puertas, por lo que se podían ver los esfuerzos individuales de cada cuál, por alcanzar el ansiado confort perseguido. China tiene un gran potencial turístico, pero será preciso que considere las costumbres del turismo occidental.
Visitamos dos cuevas, ambas ambientadas con luces de colores, lo que les confería un aspecto peculiar. Una de ellas, sólo tenía formaciones geológicas y la otra, estaba decorada con numerosos budas en su interior.

Ya en el exterior, pudimos observar un gran buda dorado
Volvimos a la ciudad en uno de sus numerosos coches de caballos. El nuestro estaba profusamente decorado con inmensas flores muy al modo oriental




Una joven estaba posando junto al lago esperando el atardecer. Finalmente, compartimos el ocaso del sol entre velos y sonrisas.


























































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