lunes, 22 de abril de 2019

Yunnan, China. Capítulo 9. Shilin, "El Bosque de Piedra"

El Bosque de Piedra es un conjunto notable de formaciones calizas ubicadas en el condado autónomo de Shilin, a unos 80 Km de Kunming.

Las altas rocas parecen surgir del suelo como si fueran estalagmitas y muchas parecen árboles petrificados que en conjunto, crean la ilusión de un bosque hecho de piedra.

El área panorámica cubre 350 Km cuadrados y está dividida en siete áreas:
  • Bosques de piedra Mayor y Menor, también conocido como bosque de piedra de Lizjing
  • Bosque de piedra de Naigu
  • Lago Chang (Lago Largo)
  • Lago Yue (Lago de la Luna)
  • Cueva de Zhiyun
  • Cascada de Dadie
  • Cueva Qifeng
Se cree que estos karst, provocados por la disolución de la caliza, tienen unos 270 millones de años de antigüedad.

Hasta aquí, la somera descripción técnica de este conjunto geológico. Ahora, quisiera añadir vida, sentimientos y colores a esta crónica.

Teníamos ante nosotros un espectacular paisaje. Además, el entorno estaba muy cuidado y todo estaba preparado para ofrecer al turismo un recuerdo imborrable.

La grandiosidad del lugar, las agujas de piedra hiriendo el cielo azul, las grietas en la roca, sus endiablados recovecos, sus grutas,  y sus lagos, conferían al entorno u carácter mágico y magnífico.

Era un lugar para perderse por su belleza, pero también, para perderse, en el sentido literal de la palabra, por los caprichosos laberintos que había creado la Naturaleza.

El ambiente era alegre, aunque en ciertos momentos, agobiante. No podía ser de otro modo. Había miles de turistas chinos llegados de todo el país y muy escasos turistas internacionales. 

En algunas angosturas del parque o en un mirador con forma de pagoda ubicado en una colina, podía sentirse una cierta claustrofobia. Era como estar en una cárcel donde las paredes eran cuerpos humanos vivientes de caras aplastadas y ojos rasgados.

El conjunto era armonioso, la gente estaba encantada y era encantadora; muchos, portaban el traje tradicional de su etnia de origen.

Los responsables del parque, habían dispuesto sitios estratégicos, grupos folclóricos que nos deleitaban con su música y sus danzas tradicionales.

El lugar era idóneo para fotografiar paisajes, rostros y siluetas. El público era proclive a inmortalizar sus recuerdos.  

No desperdicié la ocasión del ambiente y el hecho de ser observado como un personaje exótico de "mirada redonda"

Capturé colores expresiones, risas, encanto, tradición, dulzura e incluso la actitud melodramática de algunas jóvenes al posar.

Disfruté intensamente aquel paraíso, pero con mucho, lo que más me emocionó, fue una preciosa niña ataviada a la vieja usanza. 

Tras pedir permiso a sus padres para posar con ella, ésta me miró fijamente a los ojos con sus manitas juntas y su rostro limpio y hermoso. 

Sentí amor y ternura, por aquél ángel de rasgada mirada, como lo habría hecho con la hija que nunca tuve.

Posé por última vez con la niña y con su afortunada madre, para continuar después, por aquel hermoso paisaje.

Sentí entonces una extraña y hermosa melodía que surgir de entre las rocas; vi un bucólico dúo pastoril que elevó el espíritu de los que estuvimos en el sitio idóneo, en el momento oportuno.

Poco más allá, un conjunto de músicos y bailarines, nos deleitó con sus ritmos, movimientos y colores. Mi alma vagó alegre por aquél lugar y terminé posando con el grupo de artistas.

Al final de la visita, pensé que había merecido la pena sobrevolar toda Europa y todo Asia,  para sumergirme en la vida de un  misterioso y extraño llamado China.  









 Cu-cú
   






















 



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