He dormido una gran siesta y olvidado el largo viaje. Me enfrento
ahora a la vida de la Reunión.
Me levantaré a las 6:30 horas de la isla, es decir, las 3:30
de España. Podaré un seto y marcharé a la playa, de negra arena volcánica,
donde pienso tomar la primera muestra de la colección de arena.
Hace dos días, una joven de 20 años, nacida en la isla, hizo
caso omiso de la prohibición de baño en una zona peligrosa. No lo hará más, pues
fue devorada por un tiburón. Eso reafirma mi fuerte convicción de no cometer
imprudencias donde la vida no te da fácilmente una segunda oportunidad.
He tenido una larga conversación con el dueño de la casa. La
ficha es:
Origen hindú, varón 40 años, profesor de inglés en un Liceo,
amante de la jardinería y futuro helper en la India. Buen
cocinero, respetuoso, culto y buen conversador.
Me hará un plan de turismo en la isla. Ya he visto bastantes
folletos y debo descartar actividades no acordes conmigo, tales como
submarinismo, barranquismo, parapente, pesca de altura y simplemente, playa.
Puedo interesarme por un mercado popular en San Pierre, el
museo de la vainilla, el del café y el de los volcanes. Me atrae visitar un túnel
de lava volcánica, acceder a las inmediaciones de un volcán activo, que ayer
mismo escupió lava, ver el fondo coralífero desde un barco de casco transparente y tal vez, hacer un paseo a caballo por la isla.
Tengo dudas de otras actividades, como sobrevolar la isla en
algunas de sus versiones, como una especie parapente en un artilugio con silla
y motor, o una avioneta e incluso un helicóptero.
He aprendido que debo lavar inmediatamente la vajilla, para
que no vengan las ratas de la selva y tirar rápidamente la basura para que no
vengan las hormigas. También debo tirar los detritus del inodoro seco, y
cubrirlo con hojas del lugar. La feraz vegetación, se encarga de transformarlos
rápidamente en abono.
La finca mide 5000 metros cuadrados y tiene mangos, cocoteros,
bananos, piñas, Jackfruits, árbol del pan, café, aguacates, guayabos y algunas
frutas más. Por lo tanto, tendré la oportunidad de disfrutar de los sabores
tropicales del lugar.
Tendré la oportunidad de conocer diversos
lugares y por lo tanto, no permanecer demasiado tiempo bajo la cárcel de mi
mosquitera o del propio jardín verde. Podré bañarme en lagos de agua dulce, con
cascadas incluidas, con la seguridad de no haber parásitos malévolos que suben
por la uretra y se instalan en el organismo. Tampoco es preciso planchar la
ropa secada al aire, pues no hay moscas que depositen sus huevos en ella y
luego se hacen gusanos que penetran en la piel de su propietario.
Poco a poco y a medida que vaya conociendo el lugar, iré
descartando los riesgos que a priori conozco y podré disfrutar de este paraíso
en la medida que se pueda.
Poco sé lo que la isla me ofrecerá. No veré ballenas,
ni veré la puesta de huevos de tortugas marinas. Posiblemente, tampoco pesque
el gran merlín, por lo que mi dicha no será plena.
En cualquier caso, a pesar de la grandiosidad de lo que la
vista me ofrezca, no me apartaré de la idea de que Cantabria es mi paraíso
personal. La región ofrece montaña, mar, cuevas, verdes exuberantes, frías y blancas nieves,
un buen nivel cultural y una excelente asistencia sanitaria, Todo ello, supone un activo
fantástico, y ello, sin contar algo vital para mí, la querencia, la familia, los amigos
y 40 años de vivencia, recuerdos y raíces.
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