Wilson y yo, nos dimos un apretón de manos como despedida británica, pero mi afecto por él y mi carácter español, me animó a darle un abrazo, a pesar de que los rubios de habla inglesa, no tengan esta costumbre.
Kate y yo salimos de Coffs Harbou hacia Brisbane. Fueron 500 Km de ruta, llenos de interés, preludio de mi retorno a la ahora fría Europa.
Si a la ida, habíamos parado en una iglesia convertida en restaurante, esta vez, hicimos dos escalas.
La primera, junto al inmenso río Clareance, potente y amenazador, casi sin margen de crecida, sin que puedan evitarse inundaciones, De hecho,bastantes viviendas "tienen patas", para protegerse de ellas.
Tomé tras varias semanas, mi primer dulce y me empalagó por la falta de costumbre.
Tuve la gran suerte de hacer un reportaje fotográfico a un numeroso grupo de dragones de agua, que parecían ser conscientes de mi entusiasmo.
Posaban sobre una roca, se tiraban al río, volvían a tierra, se subían a la rama de un arbusto, ponían poses lagartunas, miraban fijos a la cámara y aproveché entusiasmado aquél recital, casi olvidando mi desayuno..
La segunda parada, fue un tanto sorprendente, Vi un pastiche de castillo medieval, con escudo de armas, pinturas de escenas medievales, con coches de bebés y damiselas de la época jugando al golf.
Como toque gastronómico, tomé una hamburguesa de pollo con canela.
Una vez más, alegraban la vista unas "lolitas" minifalderas de largas piernas y amplia sonrisa, con el desenfado y la belleza de la juventud.
Se conoce que la abundante sangre escocesa, venida de sus altas y frías tierras de origen, han dado una progenie hermosa
No me dejan de sorprender los sabores de este país. Son una amalgama de gustos multiculturales del mundo, con influencia china, indonesia, libanesa, italiana, griega, tailandesa, y por supuesto, británica, todo ello, con intención de comida sana y por supuesto, orgánica,
He visto hamburguesas de lentejas, albóndigas de quinoa o de falafel, y degustado platos con abundante cilantro, apio, boniatos, carnes con salsas mentoladas, melón con gengibre o zumos de naranja, remolacha y gengibre.
A pesar de estar en el mismo huso horario, Queensland y Nueva Gales del Sur, tienen distinta hora. De esta forma, al pasar la separación entre ambos estados, atrasamos una hora en reloj.
Me contaron que se trata de una tradición, no exenta de capricho, de la gente del norte de Queensland, sin justificación técnica alguna y que los políticos no cambian por cuestiones electorales.
Ya en Brisbane, vi a Ronald McDonalds, un muñeco que la multinacional cuelga de los balcones de sus viviendas.
En cada ciudad australiana con hospital infantil, hay una vivienda a disposición de las familias que deben alojarse cerca de un hijo hospitalizado, afectado de una grave enfermedad. Se trata de un servicio gratuito.
Cuando llegamos a casa de Jenni, abracé aquella adolescente que había estado en sendas ocasiones en España, hoy, convertida en una feliz madre de dos preciosos niños. Estaba preciosa, con su nacarada piel, su cabellera pelirroja y su límpida mirada azul.
No cabe duda, de su sangre escocesa, de origen vikingo.
Cené carne picada con frijoles y canela, me tomé un te con leche y fui a la cama,
Cuando escribo este artículo en la madrugada del sábado, espero las emociones del día,
Si todo va bien, visitaremos, tras acceder en barco, un santuario de koalas, especie animal, que hasta ahora se me ha resistido, a pesar, de las numerosas indicaciones de tráfico , avisando de la posible irrupción de canguros y koalas.
He aquí el reportaje fotográfico del día, esta vez, con una amplia representación "lagarterana"
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