lunes, 26 de agosto de 2019

Benin 3. Pieles negras; almas blancas

Recorrimos Benín de sur a norte y de este a oeste. Conocimos numerosas etnias y fieles de las religiones más representativas del país.

Abundaban los niños por doquier, muchos, semi desnudos por la pobreza, la cultura o la climatología; otros, con sus ropajes tradicionales, como los de creencia islámica.

Durante la primera semana de nuestro viaje, no vimos un solo blanco. Cuando acudimos a los sitios más aislados del país, muchos niños nunca habían visto europeos  especialmente, los más pequeños.

Cuando nos acercábamos a los niños, algunos se refugiaban en los brazos de sus madres llorando amargamente. Otros, se escondían y nos miraban con curiosidad y recelo.

Solíamos hacer una fotografía a algún niño y se la mostrábamos a él y a los adultos cercanos. La sorpresa y la risa invadían sus rostros y finalmente, nos rodeaban bandadas de niños que querían posar para nosotros.

A veces, era imposible sacar un primer plano, pues los niños se agolpaban entre ellos e incluso establecían su propia jerarquía.

Pieles negras, miradas y almas blancas, nos dedicaban sus mejores sonrisas.

A veces, llevábamos 3 o 4 niños en cada mano. Recuerdo una deliciosa niña de no más de 6 años. Nos siguió durante una hora por un mercado, portando sobre la cabeza una bandeja con la mercancía que vendía. Cada vez que hacia ademán de fotografiarla, huía sorteando la gente. En una ocasión, se le cayó la bandeja y lloró desconsoladamente. Le ayudé a recoger la mercancía y luego ambos nos ofrecimos una mutua sonrisa

No siempre fue fácil hacer fotos a los niños; en un mercado musulmán y en un poblado de pescadores que vivían en casas sobre palafitos, fueron a veces claramente hostiles.

El día de la Fiesta del cordero, encontramos un camión parado en la carretera, con medio centenar de niños. También visitamos una isla de pescadores y una escuela en la mitad de la nada. En todos los casos, los niños nos rodearon de forma entusiasta y divertida.

Siempre me entusiasmó ver los bebés a las espaldas de sus madres, quienes los portan durante su trabajo, su descanso o sus danzas.

Me enternecía y apenaba ver niñas de 7 u 8 años, portando a su espalda hermanos más pequeños.

Me dolía ver niñas de 13 o 14 años, con la infancia robada, trabajando, embarazadas o amamantando un bebé.

Algunas etnias, cubren gran parte de su cuerpo con densos tatuajes. Ello es visible especialmente, en las personas mayores. Ya es menos frecuente ver niños tatuados o lo son con pequeños tatuajes de forma testimonial.

En la etnia Songa, lo que significa, los que van desnudos, la mayoría de sus miembros tiene la cara escarificada con los dibujos de su clan, los mismos que aparecen en sus casas fortaleza de adobe y techo de paja

Cada etnia tiene sus costumbres y variantes, algunas  afortunadamente en regresión: tatuajes, escarificaciones, circuncisiones, ablación genital e infibulacion en las niñas,...

Es usual ver niñas Fulani con dibujos de henna en rostro, manos y pies y por supuesto, con sus muy variados peinados africanos.

Benin tiene una altísima natalidad. Es un país con una población muy joven con escasas espectativas laborales.

Como blanco y caucásico, siento dolor y vergüenza por el tráfico de esclavos de siglos pasados. Como europeo, siento pena por el futuro de estos niños. Son pobres, hermosos, inocentes y felices. Son negros de alma blanca, que quizás  en un futuro no lejano, sean esclavizados en las costas libias o pierdan su vida en el Mediterráneo.

 






 Niña musulmana







Danza Yoruba
 


 Niña Fulani con ojos pintados
 Junto a un baobab

 Etnia Somba

 Etnia Yom

 Etnia Fulani




  Día del Tabaski: fiesta del cordero



















  Dibujos con henna. Etnia Fulani


 Llorando ante el hombre blanco




                 
                          
  La niña del mercado
  Escarificaciones faciales. Etnia Songa







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