miércoles, 18 de marzo de 2015

Sin vosotras, no somos nadie

Lamentablemente, en muchas partes del mundo, la mujer es despreciada, maltratada, sometida y relegada en la sociedad.

En China, se valora más al varón que a la mujer y la política del hijo único, lleva a los padres, especialmente, en el mundo rural, a deshacerse de las niñas recién nacidas.  

En una religión que aspira a imponer su Dios en todo el Planeta, las mujeres son consideradas un ser inferior; casi un objeto, al que se le niega la dignidad, se le impide el placer de la sexualidad, se le niega la educación y se la esconde tras una cárcel de tela.

Sus padres, sus hermanos e incluso, los propios hijos que han procreado y amamantado, son  muchas veces, los que las sojuzgan, explotan y desprecian.

En nuestro entorno occidental, la mujer no siempre es respetada ni valorada. Se la exige un mayor esfuerzo laboral, al deber compatibilizar maternidad y trabajo, se la paga menores salarios, se la somete a maltrato y se la induce en muchos casos a eliminar su maternidad.

En anteriores artículos, me he confesado admirador de la belleza, en cualquiera de sus formas y me he referido a la mujer, como su manifestación más elevada.

Pero esta no es exclusivamente de atracción física hacia el sexo opuesto. La belleza se manifiesta también, de muchas formas de vida y comportamiento. La de una mujer embarazada o dando de mamar a su bebé, es aún más sublime.

Este artículo, es un homenaje a la mujer que tras dar vida a un ser humano, le da su alimento, su amor y su ternura.

Este artículo, pretende ser también un elemento de reflexión para los hombres del mundo, cualquiera que sea raza, estado, ubicación geográfica, cultura o religión. Porque las mujeres, son nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras esposas, nuestras hijas o nuestras nietas.

Porque son nuestro complemento natural, como nosotros lo somos respecto de ellas.

Porque no viviríamos sin su maternidad, lactancia, educación, entrega y amor.

Es cierto, hoy es el día del padre, pero sin las mujeres, ni viviríamos ni seríamos nadie











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