Tengo sangre castellana. Mi infancia y mi juventud, fueron sevillanas y mi madurez, ha cuajado en Cantabria.
Mi corazón está dividido por el pasado y el presente; la alegría y la nobleza; el duende y la grandiosidad.
Atrás quedaron los recuerdos lejanos y los padres perdidos. Aquí vive la realidad presente, de mi mujer y los hijos creados.
No puedo unir alegría y duende con un estremecedor y valiente paisaje.
Pero puedo amar mi historia y libar las flores de mi nueva tierra.
No tengo palabras para hacer justicia de mi tierra adoptiva. esta vez, solo puedo hablar con una bella selección de imágenes.
Mar azul, verde tierra, blancas montañas,... cuevas profundas, numerosas, artísticas y hermosas, gente noble y brava, solo puedo dar gracias por tener el privilegio de vivir y ser amado en una tierra de promisión, un paraíso terrenal.
¿Sabéis de qué hablo? Mirad, admirad, disfrutad de las fotos de este completo paraíso
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