Bailando con la alegría

El arte, eleva el ser humano a lo sublime y en muchos casos, a su realización y a su felicidad. El desarrollo de la sensibilidad, le hace sencillamente mejor.

Si todos los seres humanos, tuviéramos capacidad de emocionarnos con el arte, el mundo sería mejor.

Hay personas, que son capaces de desdoblarse; elevarse en lo etéreo y enfangarse en las miserias, lo que incluye el egoísmo, la violencia y la degradación, por ejemplo. Pero en general, el arte nos ayuda a ser más humanos y posiblemente, a estimular el amor por los demás.

Es cierto que hay muchas clases de arte: pintura, escultura, música, danza literatura, y también otras artes menores, a las que llegamos con mayor o menor éxito, la mayoría de los mortales.

El baile, por ejemplo, es una evasión, es un volar al cielo, es gimnasia, ritmo, tradición, innovación, color, aerobiosis, ... pero sobretodo es alegría, compenetración, socialización y belleza.

No nací para el baile. De niño, fui un negado para aprender el baile de las sevillanas, y eso que me pusieron una profesora. De joven, el baile era una excusa para entablar conversación con chicas interesantes y cómo no, para sentir el palpito de la cercanía del sexo opuesto. De mayor, era una forma de "cumplir" con la compañera de hipoteca, de oxigenar el cuerpo y de mover las canillas ya en fase de preoxidación manifiesta.

Recuerdo que el baile social, no era solo en pareja estable, sino a modo del corro en el que el movimiento continuo de parejas, te permitía aprender mucho de psicología, de sociabilidad, juego de dominancias, y otros factores.

Así, entre músicas diversas, movía los zapatos a ritmo de salsa, pasodoble, bachata, cha cha cha, merengue, tangos o rock. Debo confesar y confieso, que no siempre sabía identificar los ritmos y mucho menos seguirlos. He de admitir,  que la salsa en especial, era el fracaso y mi desmoralización personal, aunque guardara la compostura con otros ritmos más asequibles.

Generalmente, las mujeres disfrutan más el baile más que los hombres. De igual forma, saben ocupar su tiempo con mas facilidad que nosotros. Son capaces de aprender a bailar de "hombre" y de "mujer", mientras que nosotros, bastante hacemos si llegamos a bailar de "hombre"

Creo que las mujeres saben vivir mejor que nosotros. Pasa igual en la Naturaleza; mientras los viejos elefantes machos se vuelven huraños y solitarios, las elefantas viven un matriarcado en perfecto orden de formación y convivencia.

Es una cuestión de cromosomas y poco podemos cambiar ante nuestros condicionante genético.

Termino este artículo con unas fotos de baile, vida y alegría, en la que merece mención especial, una mujer bailando en silla de ruedas. Lo dicho: son especiales