domingo, 29 de mayo de 2016

Suiza 4 De Lyon a Nyon

Cubierto uno de los objetivos de mi viaje y de nuevo en Ginebra, paseé con mi familia por las orillas del lago Leman. ESta vez, fuimos en coche a visitar una población costera llamada Nyon.

Como en Ginebra, los cisnes se enseñoreaban del lago, llenándolo de paz y belleza. Bien pudiera tratarse del Lago de los cisnes, si no fuera, porque el compositor que compuso esta pieza musical, no era de estos pagos.  

Una tarde de abuelo, no podía pasar sin juegos infantiles, patinetes, fiambrera con la merienda, triciclos y toda la parafernalia derivada de la transgresión del Sexto Mandamiento.

Columpios, toboganes y alguna rabieta infantil entre hermosos jardines, se alternaron con la visita a un castillo medieval.

Su panorámica era hermosa, divisándose el majestuoso Montblanc y la orilla francesa del lago, Entre construcciones, había algunos viñedos y pequeñas huertas familiares, que remataban el paisaje.

Un viejo reloj de sol, tenía debajo una inscripción: 

"Quien me mira demasiado, pierde su tiempo"

Disfruté de una soleada tarde protegido por mi panameño sombrero Gamboa y me metí entre floridos arbustos de rododendros, para retener un recuerdo de color. Pensé que mese antes en Australia, no me habría metido alegremente entre malezas, dada la abundancia de serpientes venenosas por doquier.

Nidales de madera para albergar insectos de campo, cascadas artificiales dando belleza y vida a os jardines, todo era perfecto para disfrutar de la paz, el color y la vida.
  
















    

















 
                                             Quien me mira demasiado, pierde su tiempo






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