Tanzania 1. Aventura africana

Madrugada del 3 de diciembre de 2016. Estoy en casa, cansado, con el horario biológico de otro país donde el sol sale antes a pasear, a alegrar el cielo y a quemar la piel de quienes viven el sur entre los colores del trópico.

Ayer, después de 30 horas de viaje, arrastrando maleta, mochila y mi propia anatomía, llegué finalmente a casa con el sudor y la mugre de 4 aeropuertos: Zanzibar, Nairobi, Amsterdam y finalmente Bilbao.

Mis pertenencias están tiradas en el suelo, esperando el orden del hogar. Mis cámaras fotográficas, cansadas de tanto guiñar al paisaje, guardan en sus entrañas muchos colores de vida, emociones fuertes, pasiones del momento, siluetas hermosas, paisajes de ensueño y más de una decepción por las ocasiones perdidas.

Mis recuerdos personales piden también orden, sosiego y armonía. Debo clasificar colores, horizontes, sombras, sonrisas, escenas de vida y muerte, alegría y miseria, en los profundos rincones del cerebro y de los sentimientos.

Mi ilusión y mi objetivo inmediatos son compartir mi aventura personal en el blog con mis lectores y guardar los pequeños tesoros que traigo para mi curiosa colección de arenas del mundo.

Esta vez, no he viajado solo. Me han acompañado cuatro personas que salvo una pareja, no se conocían entre sí, pero tras varias décadas de amistad conmigo, sabía que la estrecha convivencia del camino, estaba a priori garantizada.

Gracias Mercedes, Ana, Marisa y Miguel Ángel. Esta aventura vivida en grupo, me ha librado de la soledad del corredor de fondo y me ha permitido compartir con vosotros emociones y sentimientos de amistad.

Inicio aquí una larga serie de artículos con abundante testimonio gráfico de casi dos semanas por África Oriental