Poco después, descubrimos un magnífico mirador de la sabana, con una espléndida piscina donde refrescarse del tórrido calor. El espectáculo era impresionante y la paz africana, se apoderó de nosotros.
Babuinos, cercopitecos de cara verde, búfalos, jirafas y otros animales, daban vida al horizonte para nuestro deleite. Aquel momento mágico me conmovió. Sabía que estaba viviendo un tiempo para el recuerdo y se me humedecieron los ojos de felicidad.
Pensé que tanto tiempo para preparar el viaje, tantas horas de vuelo y tantos kilómetros de pistas de roja tierra, habían merecido la pena.
La elegancia del Serengeti
Árbol vivo en el comedor del lodge
Lagarto lagarto
Eland común
Avioneta aterrizando en la Seronera
Volviendo del Serengeti
Víctima de la selección natural en el espectáculo de la vida y la muerte
La nauseabunda charca de los hipopótamos
Cocodrilo del Nilo
Época de lluvias cortas
Los hijos de un dios menor también caben en el paraíso
Aventureros de todo el mundo
Nido de tejedores
Mangosta
Sin duda, algo a mejorar
Calavera de hipopótamo
Calavera de jirafa
Recreación del interior de un termitero
Monumento al escarabajo pelotero
Migueles en el Serengeti
Amor en África
Memorias del SerengetiAntirrobo televisivo
Expediciones por doquier
Leona con camada de cachorros a 600 mm de teleobjetivo
Leones junto a la pista
Leona con collar de seguimiento por satélite
Soy feo y corro con el rabo en alto ¿pasa algo?
Acacia con nidos de tejedores
Yo también soy feo, pero vivo en el paraíso
Como carroña y a veces, basura
Adiós Serengeti, patrimonio de la humanidad. Te recordaré siempre
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