Tras visitar el Lago Manyara, dormimos en Twga Lodge, camino del Parque Nacional del Serengueti. Era una parada obligada para acercarse a esta gran aventura africana. Las instalaciones eran buenas y la comida aceptable para comerla allí; no así el picnic de ruta, pues era francamente deleznable.
Debíamos bordear el borde del cráter del Ngorongoro y realizar un largo viaje a través de pistas de tierra.
Pasamos muy cerca de un poblado masai. Si la fauna salvaje ha sido siempre mi pasión, con los años mis intereses han evolucionado hacia la etnografía, sintiéndome atraído por determinados pueblos del mundo: los amish, los himba, los pobladores del valle del río Omo, los aborígenes de Nueva Guinea Papúa, los touaregs, los negrillos del Kalahari y por supuesto, los masai.
No podía perder por tanto la ocasión de visitar esta tribu auténtica, altiva, guerrera y hermosa.
En el comienzo, Dios creó a los masai y luego creó el ganado para que viviera con ellos.Los masai, dirigidos por sus profetas, llegaron a considerarse como el pueblo escogido del África oriental: incluso hoy día algunos masais cristianos dicen que ellos son la tribu perdida de Judá.
Los masais se extienden desde Israel hasta Mozambique.Desprecian la agricultura. Cazan por diversión o para proteger sus ganados, pero no para comer. Los morán o guerreros lo hacen para exhibir su valor. Tienen fe ciega en sí mismos. Su belleza es legendaria, combinando la gracia y la agilidad del nilótico negro con los nobles rasgos de los somalíes.
Suelen quitarse los dos incisivos medios inferiores para tener un canal de comida en caso de que enfermen de tétanos.
Los masais viven habitualmente en el poblado, rodeado por vallado resistente y espinoso. Las viviendas están hechas de estiércol de vaca seco.
La leche es el único alimento. Cuando están enfermos, los masais beben sangre de buey,mediante sangrado del animal sin matarlo.
Los jóvenes moran son iniciados en dos grupos, conocidos como grupo de circuncisión derecha e izquierda. El candidato va con la cabeza afeitada y bien lavado
Las danzas son frecuentes; los participantes se reúnen en círculos y surge un canto contrastando el impresionante canto de los moran con os lamentos de las jóvenes.Los hombres saltan siguiendo el ritmo, los cuerpos rígidamente rectos, las manos pegadas a los costados y las rodillas juntas.
Entramos en el poblado que divisamos desde la carretera, pactamos las condiciones para sacar fotos y visitar sus casas. Fue un tiempo emocionante, lleno de color y de gran interés etnológico. He aquí un amplio reportaje gráfico de un valor estético enorme.
Entrada a Twnga lodge
Mercedes y el autor del artículo
Los Migueles
Árbol flamboyant
Entrada a la Reserva del Ngorongoro
Antena parabólica enjaulada para protegerla de los monos
De camino al poblado
Jóvenes iniciados jugando al fútbol
Ana, emocionada entre mujeres masais
También yo sentía la emoción de acercarme a esta legendaria tribu
Mercedes estaba feliz
Puestos de venta de artesanía masai
Casas hechas de caña y estiércol seco de vaca
Ana en el epicentro de la tribu
Danzan saltando con los pies juntos y los brazos pegados al cuerpo
Mi humanidad consiguió a duras penas saltar como el masai
Protección del poblado y los animales con vallas de espino
Las casas tienen un estrecho acceso de forma lateral
Artesanía masai
Emotiva y enternecedora entrada en la escuela
A la izquierda el maestro; a la derecha el jefe de la tribu
Ana y un guerrero masai
En el interior de una cabaña
Cocina
Calabaza seca para recoger sangre
Los masais colocan las casas de cada una de sus mujeres según un orden de preferencia
Felicidades,impresionante reportaje y magnífico trabajo...Un abrazo inmenso.
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