Angkor Wat, es el templo más importante de Camboya, el más grande del mundo, constituyendo el símbolo del país.
Fue construido a principios del siglo XII por el rey khmer Suyavaraman II, que lo dedicó al dios hindú Vishnu y fue la capital del Khmer hasta que Jayavaraman VII construyera Angkor Thom.
El enorme templo, tiene tres niveles y está coronado por cinco torres de loto que simbolizan el mítico monte Meru. Subir las empinadas escaleras que conducen a las galerías superiores, produce la misma sensación que escalar una montaña.
Me pareció entender, que el templo era un camino hasta la divinidad y que debía representar un notable esfuerzo y yo añadiría un riesgo cierto, llegar al cielo del mismo.
Fue hermoso y gratificante llegar hasta el final. Sin embargo, estaba ahíto de tanta piedra y no tuve entonces la suficiente sensibilidad para apreciar aquella maravilla.
Ya me había pasado en el museo del Vaticano y en el Louvre. Estaba ya tan cegado por tanto y apabullante arte, que era incapaz de admirar en toda su extensión, maravillas de los grandes artistas del mundo, como Miguel Ángel o Leonardo da Vinchi, por ejemplo.
Aún reconociendo el valor histórico, arquitectónico y religioso de esta maravilla del mundo, el conjunto me pareció triste y me sentí culturalmente distante. Pero se trata de una apreciación subjetiva y personal, que no debe condicionar el ánimo de posibles visitantes del futuro.
Tengo la suficiente sensibilidad y formación, para conocer y apreciar las grandes obras del ser humano, pero doy más importancia a una hoja que a una pintura y a un árbol que a una piedra, pues por encima de las obras del ser humano, están las obras de Dios. Cualquier signo de vida, vegetal o animal, desde un humilde insecto a un gran mamífero; desde un hongo a un gran árbol, encierra en su interior, todo un universo de belleza y sabiduría, que el ser humano aún no hemos sabido descifrar.
Me limito ahora, a exponer las imágenes capturadas por mi cámara fotográfica, con la visión de un aficionado como yo, a buscar los motivos, los ángulos y la composición, que puedan suponer un recuerdo, una enseñanza o una manifestación de interés o belleza. Corresponde al lector, apreciar y disfrutar de los colores y siluetas que se incluyen en este artículo.
La Terraza del elefante
Del ocre al cielo
¡Pardiez, con las escaleras al cielo!
¿Todo esto hemos subido? ¡Mira lo que nos queda por bajar!
Después de todo, el autor no tiene tanta cara
Mi cámara, ahíta de tanta piedra y cara negra, triste e inerme, buscó un
poco de color y no pude le negar ese capricho. Necesitaba alegría
Estas me dejaron de piedra
Éstas no
Orquesta formada por inválidos por minas antipersonas
Están locos estos guiris
Tuk tuk
Angkor Wat y el globo al fondo
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