Hanoi era la ciudad del mal, de la que salían las órdenes de guerra contra las tropas sudvienamitas y norteamericanas, cuyo cuartel de mando era Saigón.
Yo era entonces casi un joven crédulo y bienintencionado, que creía todo lo que publicaba la prensa de mi país.
Los guerrilleros nordvienamitas eran crueles y usaban terribles trampas, para destrozar los cuerpos de los jóvenes norteamericanos, que defendían la libertad impidiendo la expansión comunista.
USA, gendarme del mundo occidental, que había regado Europa con su sangre para salvarnos del fascismo y garantizado la libertad de Corea del Sur, pretendía salvar también Vietnam del Sur. Si esta caía, también caería bajo las garras del comunismo toda la península de Indochina.
Mi profesor de judo era monsieur Nank, un sudvietnamita cinturón negro 4º dam. Una gran parte de sus alumnos, eran marines norteamericanos de la base de Morón, población muy cercana a Sevilla. Hacía randoris con ellos, jóvenes como yo, que habían vivido el infierno de aquella guerra o que pronto serían destinados a ella.
A veces llegaban al gimnasio, noticias de sangre derramada por uno de aquellos marines. Se me encogía el alma y se reafirmaba mi credulidad.
Muchos famosos norteamericanos, quisieron para la masacre, entre ellos Joan Baez, mientras Cassius Clay, perdía su título de campeón del mundo, por negarse a participar en aquella carnicería.
Se cometieron atrocidades por ambos bandos. Los nordvietnamitas, defendiendo su independencia, apoyados fundamentalmente por los rusos, en plena guerra fría y el régimen corrupto del sur, fue apoyado por el gigante norteamericano, al que se le fue la mano.
El sufrimiento, el miedo a las terroríficas trampas en la selva, las continuas pérdidas humanas,ser atacado por la guerrilla del vietcomg en cualquier aldea y el sentimiento de librar una guerra que no debía afectarles, provocó muchas adiciones a las drogas, casos de locura y de odio desenfrenado.
Se cometieron terribles matanzas en aldeas, se minaron grandes zonas del país y se devastó el medio ambiente con el gas naranja. Murieron muchos inocentes, se degradó la condición humana y el mundo quedó horrorizado con las imágenes que salían en los telediarios.
Dos fotografías enfrentaron al mundo con la tragedia vietnamita: la ejecución de un guerrillero del vietcong, con un tiro en la sien y la de una niña vietnamita abrasada por napalm.
La contestación interna interna norteamericana e internacional, el sufrimiento y el convencimiento de que aquella guerra era un matadero sin futuro, determinó la salida de los norteamericanos del país. El gobierno títere de Vietnam del Sur, cayó entonces en manos de Vietnam del Norte.
El presidente de Vietnam del Norte, Ho Chi Minh, no vivió para ver la victoria militar de su ejército. El presidente de Vietnam del Sur, había sido asesinado, también antes de finalizar la guerra.
Años más tarde, vi la película Indochina, de Catherine Deneuve, en la que se relataba la guerra contra los franceses y posteriormente, contra los americanos. Fue entonces, cuando se gestó en mí el sueño de visitar algún día este país.
En mi reciente viaje a Vietnam, he recorrido todo el país, de norte a sur; desde el valle de Sapa, fronterizo con China, hasta el delta del Mekong.
He visitado lugares donde hubo encarnizados combates, visitado el museo de la guerra, en el que se expone armamento capturado a los norteamericanos y muchas referencias sobre aquella tragedia humana.
He descendido a los túneles de Cu Chi, no lejos de Saigón, hoy rebautizada como Ho Chi Minh; he visitado el palacio de la Reunificación, como llaman actualmente, al antiguo palacio del Gobernador de Francia en Indochina y posteriormente, palacio del Presidente de Vietnam del Sur, viendo sus salas de guerra y de emergencia; he visto el mausoleo donde descansa el cadáver embalsamado de Ho Chi Minh, aunque en estas fechas, lo están conservando en Rusia; he visto mutilados de la guerra y finalmente, el azar me ha permitido intercambiar saludos con militares veteranos del Vietnam del Norte, uno de ellos, de muy alta graduación lleno de condecoraciones.
Tengo más de 20 familiares norteamericanos. Dos de mis nietos son norteamericanos y siento, al margen del nefasto recuerdo de la guerra de Cuba con España y de otras actuaciones muy reprobables, una gran admiración y respeto por ese país y sobre todo, por su población.
Mis sentimientos están encontrados; mi madurez intelectual, mi experiencia personal y el conocimiento de las dos versiones de los que hicieron la guerra, me permiten aproximarme mucho a la la verdad de lo ocurrido.
La guerra fue una lacra para la humanidad y un sufrimiento innecesario. Vietnam del Sur cayó, pero el efecto dominó de Indochina no se produjo.
Actualmente, Vietnam es un país comunista, con un partido único, que ha abrazado la economía capitalista. Es un país independiente, con una gran conciencia nacional, orgulloso de su milenaria historia, con un crecimiento brutal de su PIB, que supone un riesgo de crecimiento desordenado y con una población muy elevada y enormemente joven. (Solamente en Hanoi, con una población de 9 millones de habitantes, nacen 200,000 niños cada año)
Vietnam es un caos en muchos aspectos, especialmente en el tráfico rodado, necesita una verdadera planificación del territorio, una mayor especialización laboral, pero estoy seguro de que en 15 o en 20 años, será un país moderno con un alto nivel de desarrollo. Siempre, claro está, que el gigante chino, no quiera adueñarse del país y los vietnamitas deban derramar nuevamente su sangre contra el invasor.
En Cu Chi, con soldados ficticios
Mausoleo de Ho Chi Minh en Hanoi
Con un antiguo combatiente de Vietnam del Norte. Valle de Sapa
Con veteranos de Vietnam del Norte en la Ciudadela Imperial de Hué
Con un veterano, alto oficial del antiguo ejército nordvietnamita
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