Es domingo. Mientras escribo, desayuno un bol con manzana rallada, moras, plátano, yogur líquido y muesli. Es una sabiduría gastronómica aprendida de mis amigos australianos.
He viajado mucho y tengo la suerte de tener amigos por los rincones del mundo, pero también, la desgracia de no poder abrazarlos cuando quiero.
Mientras saboreo mi desayuno, evoco mis recuerdos e imagino las actividades de mis amigos del mundo.
A estas horas, Kate y Wilson, en Coffs Harbour, Australia, viven la tarde de su huso horario. Kate ya estuvo esta mañana en el mercado ecológico junto a la playa y luego, desayunó con sus amigas en el "café de las mujeres". Wilson, estará en su taller casero, "trabajando su jubilación" y luego, verá un partido de cricket por la televisión y escuchará música clásica, mientras pesa cada gramo de comida que ingerirá, muy macrobiótico él.
Verónica, mi amiga rusa, estará en su aldea cosaca, en la parte asiática de su gran país. Estará a la crianza de sus tres hijos, en la austeridad de la escasez de su país.
Nenad y Snedja, mis amigos bosnios, estarán en su granja autosuficiente, rodeados de cooperantes helpers, cuidando de sus gallinas, sus cerdos, sus frutales y sus caballos. Habrán hecho un gran desayuno, con numerosos huevos fritos, y sus grandes y densos platos de comida, que requieren estómagos y físicos recios, como los suyos.
Tassius y Mary, disfrutarán la mañana del domingo en su Grecia natal, disfrutando de sus pensiones de jubilación y cuidando de su negocio playero. Habrán tomado su yogur griego con pepino y otras curiosidades tan características de su cultura mediterránea.
Mi amiga Mercedes, estará disfrutando de su crucero. Hoy habrá disfrutado del amanecer en la isla de Santorini, regalando sus retinas, de paisajes encalados, casas imposibles, sobre acantilados que mueren en un mar azul.
Lourdes, mi amiga mejicana de Roma, habrá disfrutado de su capuchino y estará paseando con su hermana por las preciosas y caóticas calles de la magnífica ciudad.
Gigi, el napolitano genial, que ha dormido la aventura de Argel, defiende en estos instantes un importante informe de seguridad alimentaria ente las autoridades argelinas, mientras que desde mi rincón de la verdad, espero su desenlace.
Mía estará trabajando en el Ministerio de Pesca de su Argelia querida y su hermana Sarah, en la embajada de un país africano que no debo citar. El domingo, es como un lunes para ellas, que ya disfrutaron de su "domingo", cuando el viernes fueron a la mezquita.
Sergio y Marie Claude, estarán en su mansión rural del Midí francés, allá por el Gers. Disfrutarán de su café, su mantequilla normanda, su excelente pan y su radio. Luego, Marie Claude se conectará probablemente conmigo por skipe, mientras Serge, tras un pitillo en la boca, paseará a su inmenso leomberger Valam, con nombre de monasterio ortodoxo ruso, por la orilla del arcilloso lago vecino, más allá de una preciosa plantación de kiwis.
Michèle estará trabajando en su apartamento de Lyon desde la madrugada, mientras se toma varios cafés cargados y sueña con también, con sus amigos del mundo: Burkina Faso, Haití, Argelia y al menos una decena de países más.
La otra Michèle, también en Lyon, habrá tomado su frugal desayuno, y estará leyendo, en su sosegado rincón, algún libro de arte, historia, o psicología.
Chris, en la Isla de la Reunión, allá abajo de Madagascar, el territorio más al sur de la UE, disfrutará de su maravillosos paisaje, de sus habilidades de bordado y de su colección de arenas del mundo, tras haber tomado un característico desayuno criollo, fusión de culturas francesa, india y china.
Aurora, mi joven amiga valenciana, estará disfrutando de sus hijos, tras pasar página a los rescoldos de las fallas de San José.
La familia Soria, disfrutará en este momento, de un desayuno de pan y aceite de oliva, allá en su Melilla del alma, mientras pensarán en un circuito ciclista por algún lugar de Marruecos.
Miguel y Merit, habrán tomado en Málaga algún exquisito desayuno hebreo, y se dispondrán a pasear su vejez por la costa malagueña.
Paco y Gloria, estarán disfrutando su Sevilla de los amores, en su precioso Heliópolis, leyendo numerosos periódicos del día, en su recoleto jardín, mientras la ciudad huele a claveles y estera el arranque de la feria.
Hans y Kerstin, mis amigos suecos de Mauritania, se encontrarán en su casa sueca, junto al lago helado, y no lejos de Noruega, esperando que llegue allí su tardía primavera. Ardo en deseos de visitarles el próximo junio, tras 42 años de perdida amistad, recuperada gracias a internet.
Bayaty estará en Mbour, Senegal, donde es alcalde adjunto, cuidando de sus ciudadanos. Habrá dormido en una de sus dos casas, con alguna de sus dos mujeres, que no comparten afanes ni ilusiones.
Luis, en la República de Sao Tomé e Príncipe, en el golfo de Guinea, frente a la peligrosa Nigeria, estará en sus afanes de buscarse la vida, tras haber desayunado con un fruto del árbol del pan y uno de los deliciosos plátanos de aquel ignoto paraíso.
Más hacia el oeste, el inmenso Atlántico, da paso a mis amigos americanos, durmiendo aún la madrugada.
Carmen, Toni y su familia, algo más que mis amigos, desayunarán en Nueva York, Pennsylvania, Delaware y Texas. La mayoría de ellos, con bagles, huevos fritos a las mil maneras, y un aguachirle de café americano, tan grande como diluido.
En Marston, Canadá, mi amiga de Helpx, habrá desayunado una sartén de 5 huevos fritos, bebido leche cruda de sus vacas y comido manzana desecada de su propiedad, mientras su miles de arces, revientan sus yemas regalando al paisaje el verdor de su primavera, antes de que les extraigan parte de su savia, para hacer el maple, o jarabe de arce.
Raquel y familia, también en el Canadá francófono, desayunarán un magnífico salmón, o comerán carne de alce. Luego, él arreglará el jardín y ella, trabajará en su taller, creando magnífica cerámica.
Kate y su marido, también en Canadá, cuidarán de sus llamas, alpacas, huarizos y cabras de cashemire, mientras sueñan su jubilación, recorriendo los parques nacionales de Canadá en su gran autocaravana.
Mi amiga Elizabeth, en Michigan, estará en su iglesia, cultivando su religiosidad, su compromiso solidario y pensando en su próxima misión en Guatemala.
Mis amigos Peggy y Gary y su familia, disfrutarán de su americano desayuno también en Michigan, cuando ya me haya tomado mis tés, uno con leche y otro con limón, en mi taza y en mi casa de Cantabria.
Más al oeste, en California, mi amiga Alicia duerme probablemente, pues aunque yo esté en tiempo de desayuno tardío, casi de pincho y aperitivo, allá es noche cerrada y tiempo de párpados cerrados.
A todos mis amigos, los que están espurreados por el mundo, les envío un abrazo desde mi paraíso personal. A muchos, los volveré a ver, a otros, quién sabe, pero les llevo en el corazón como espero que me lleven a mi.
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