Una fiesta popular, donde la vida se hace en el paseo o en las casetas. Pero una fiesta maravillosa, donde el color, la plástica y la alegría, enseñorean el ambiente.
No hay una ciudad en el mundo, que tenga dos fiestas de fama universal, como la Semana Santa y la Feria de Sevilla.
Mucha gente, mucho ambiente, mucha sevillana con la flor a la cabeza, mucha melena cogotera y mucha gomina en los jóvenes y muchas ganas de vivir la alegría de vivir.
Mucha manzanilla de la Guita, mucho lomo, mucha gamba, mucho queso y muchas almendras tostadas.
Estaba feliz, viendo tanto caballo. Disfruté enormemente, un paseo en carro de doma, ocasión que aproveché para cazar momentos de colores con mi cámara. Viví por fin mi feria de Sevilla, tantas décadas más tarde.
Pasaban las horas sin darme cuenta. Tocaba palmas, al ritmo de entonces, acompañaba con mis pies y hasta me desinhibí saliendo a bailar.
Un fideo metido en un traje, alto y joven, bailaba con duende y arte, incuso con la copa de manzanilla en la mano.
Día feliz, del que dejo constancia con los colores que siguen a continuación-
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