Pero no importa, la luz del día es hermosa, los pájaros cantan, las nubes se levantan y algunas mujeres, por razones que desconozco, suelen abrir puertas y ventanas al aire limpio, hermoso y tremendamente frío de la mañana, porque ya es primavera.
No importa que los cristales estén impregnados del rocío de la mañana, ni que los cobijados bajo el mismo techo, echemos una tiritona al viento traicionero, tan amigo de algunas multinacionales farmacéuticas.
Es primavera, aire limpio, ozono para el cuerpo y un sobrecito de frenadol, aunque venga mal para la próstata, vaya por Dios.
Tras la despedida "ochohoriana" de la primera emigración familiar a tierras lejanas, andaba yo en mis cuitas, de hacer el "salto del cura", algo así, como volver a la cama tras la misa tempranera, al amorcillo de las sábanas suaves, en arrebujamiento fetal.
Pero los milagros no vienen solos. Mientra el frío oxígeno penetraba en la casa y en mis huesos, una mano traicionera había hecho mi cama y traído salud al dormitorio.
Resignado, me cubrí de finas capas de ropa primaveral en una especie de disfraz acebollado, cuando un aroma nauseabundo, vino en mi socorro.
Los agricultores de la zona, han removido sus tierras y ya sueñan con cuadros de verduras, legumbres, y otros sabores de huerta. Los ganaderos sueñan con la hierba para sus vacas y tras segar ésta, abonan los prados con estiércol líquido distribuido con el "espurreamierdas", una cisterna tirada por un tractor, con una especie de ventilador gigante, que lo lanza a unos 20 metros de distancia.
Varias especies animales, se regocijan con el espurreamiento: las vacas, pensando en sus futuras lechugas, las gaviotas, que disfrutan comiendo semejante crema de caca pestosa y los jubilados temerosos del frío oxígeno.
No es que sea un fofo mental. Es que el oxígeno puede oxidarte las articulaciones y envejecerte antes de tiempo.
No comprendo, que se vendan tantos producto antioxidantes y que luego se expongan al oxígeno de esa manera.
Que se lo pregunten a un "homo subterráneus", que un día se atrevió a salir de un antro discotequero, de esos de olor a mugre y música tecno. Casi se quedó ciego de la luz, se quemó los pulmones por exceso de oxígeno y se mareó por falta de costumbre al aire puro.
Lo cierto es que la sufrida pituitaria, pudo más que el frío oxígeno de primavera. La colonia de campo, tuvo razones más poderosas, que mis ateridas quejas de primavera.
Puertas y ventanas cerradas, el calorcillo volvió lentamente a mis huesos y las gaviotas también estaban felices.
Sonreía para mis adentros, con el bienestar recuperado y pensando que al fin y al cabo, los politiquillos de salón, son después de todo unos aficionados.
Todo lo más, se defienden de los ataques de corrupción, repartiendo mierda con ventilador. ¡ Aún no deben conocer las ventajas del "espurreamierdas" que usan los profesionales del campo
ARA HONDO, ECHA CAGADURA Y
NO LEAS LIBROS DE AGRICULTURA
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