lunes, 11 de abril de 2016

Los piojos del rey

Me habría encantado vivir otros tiempos y otros ambientes. Ya lo he comentado en otros artículos.

Vivir la India en pleno esplendor del imperio británico de la época victoriana, estar inmenso en la Kenia de finales del XIX o principios del XX, o en Indochina, constituye un sueño de cualquier amante de los viajes, la aventura y el exotismo.

Como coleccionista de máscaras africanas y otros objetos étnicos, habría contribuido en gran medida a la conservación y ensalzamiento de los grandes tesoros etnográficos que se perdieron.

No en vano, las máscaras "bailadas", eran abandonadas en la selva para desaparecer podridas por la humedad y los fitófagos.

Habría disfrutado sobremanera, entre la gran fauna salvaje africana y marchado entre tribus con costumbres ancestrales.

Los espectadores siempre han disfrutado las grandes películas sobre tiempos pasados y países lejanos.

El gran público ha disfrutado con admiración y éxtasis, por ejemplo, películas como Gorilas en la niebla y Memorias de África, por ejemplo.

Pero aquellos tiempos no volverán y bien pensado, los sueños de aventura de un siglo atrás, no eran tan idílicos ni tan fáciles.

Cualquier persona de la actualidad tiene, gracias a los adelantos técnicos y especialmente médicos, una calidad de vida que nadie, ni el rey más poderoso de su tiempo pudo tener.

Una intervención de apendicitis, la corrección de una fractura ósea, una extracción dental o simplemente, una sarna o una piojada, eran circunstancias terribles entonces.

Sin anestesias, sin asepsias ni antibióticos, la vida era difícil para todos, ya tuviera harapos o luciera corona sobre sus sienes

Durante la Guerra de Secesión americana, extraían los dientes de los muertos en la batalla, para que los europeos de la época, pudieran lucir espléndidas dentaduras postizas, lo que hoy, con las resinas actuales, ya no es necesario.

No hace tantas décadas, el paludismo, el dengue, el gusano de Guinea, la enfermedad del sueño, la viruela y tantas enfermedades más, diezmaban las poblaciones de forma terrible. Fiebre tifoidea, tuberculosis, lepra, tétanos,.. eran enfermedades terribles.

Aún hoy día, algunas de estas enfermedades castigan la Humanidad, pero su incidencia  es mucho menor y los tratamientos han progresado grandemente.

Si retrocedemos más en el tiempo, las calvicies de los cortesanos debido a la sífilis, se disimulaban con las blancas pelucas que tantas veces hemos visto en las películas.

Las grandes faldas de las cortesanas, con tantos paños, eran una forma de evitar que los repugnantes olores corporales por falta de higiene, molestaran las pituitarias más sensibles.

Tener una sarna, era sinónimo de rascarse sin piedad, fuera quien fuera la sufriente persona, modesto plebeyo o noble de alta alcurnia.

Los sueños, solo quedarán en nostalgias de un tiempo pasado, que no tuvo forzosamente que ser mejor.

Quedan los libros de historia, las novelas, las películas, los museos y la tradición oral, para evocar una época pasada, que nunca volverá.









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