He tenido ocasión de ver miles de mujeres sin nombre. Sin duda, cada una de ellas, con su alma, sus flores y sus espinas, sus perlas y sus piedras.
Hijas, madres, abuelas, esposas, viudas, divorciadas, repudiadas, libres o sometidas, felices o sufrientes, altas, bajas o medianas, de todos los países y religiones. Trabajadoras, paradas, vividoras de lujo, activistas, desvinculadas del bien común, solidarias,..y así, miles de situaciones, en este redondo planeta.
He visto sus mayores lujos y sus dramáticas miserias; la desesperación del camino y las amorfas vidas, de quienes solo aspiran a un mundo de lujo.
He andado entre ellas, en muchas circunstancias y caminos y me he sentido atraído por sus bellezas y exotismos
He oído sus cantos, los llantos desgarrados saliendo de sus entrañas y visto sus lágrimas derramadas.
He olido sus perfumes, sus artes de cocina y sus sudores de atraso y miseria.
He visto sus miradas radiantes y sus ojos perdidos de almas rotas. He sido testigo de dolores de alumbramientos y de pechos secos con hijos de hambre.
He presenciado pasarelas de moda con atractivas modelos. Y también, desfiles en sendas polvorientas de bebés en dorsos y cántaros en cabezas.
He compartido aceras con agresivas mujeres de independencia conquistada y visto desnudos pies, pisando el sucio asfalto de los arrabales.
He admirado cuerpos perfectos batiendo marcas mundiales, desafiando el viento. He llorado en silencio sus hijos perdidos por la guerra, la ruta o las drogas.
He sentido la pena de su explotación obrera, de hogares rotos, de orfandades prematuras, de abandonos preñados y de adanes de barbarie.
Todas ellas, en la realidad del camino, en la jungla del subdesarrollo, en la virtualidad del cine o del telediario.
Todas ellas, con sus caras sin nombre, son también, parte de "Mi mundo entre mujeres", pues han forjado mi carácter, han golpeado mi conciencia y despertado mi horror o mi ternura.
"Este artículo, está dedicado a las mujeres anónimas, que sostienen el mundo".
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