No es fácil adentrarse en los misterios de otra persona, especialmente, de una mujer. Pero más difícil es aún si es musulmana.
Sin embargo, tengo la suerte de conocer el mundo interior de una "Hija de la Media Luna".
Bajo sus tradicionales ropajes musulmanes, bulle una mujer, que sueña un futuro del siglo XXI, lejos de los prejuicios que imperan en una sociedad en evolución.
Unidos por la afición a la escritura, en la distancia del espacio, de la edad y de la cultura, acercamos nuestros mundos por internet, a través del "mar entre tierras", versus Mediterráneo.
Debatimos diversos temas, con diferentes mentalidades y escalas de valores. A veces, coincidimos, pero otras, no podemos acercar criterios tan dispares, enraizados en las entrañas de nuestras respectivas sociedades.
Paulatinamente, con prudencia, respeto y paciencia, hemos ganado nuestra mutua confianza.
Al principio, intercambiábamos algunos de nuestros respectivos artículos. Un día, le sugerí corregir algunos detalles de sus trabajos y me dijo entonces, que era escritora y tenía varios libros publicados.
Cuando me facilitó las caratulas de sus libros en árabe, tuve la sensación de haber sido tan osado como pretencioso.
Le pedí excusas y admiré su capacidad intelectual. Inesperadamente, me envió artículos inéditos.
Me mostro indirectamente, en tercera persona, un mundo interior, lleno de ansias de libertad y sueños de mujer. Me abrió una ventana para comprender una cultura diferente.
Sentí vértigo e intriga y me convertí en un ser privilegiado. Comprendí muchas cosas y agradecí la confianza en mí depositada.
Por estas razones, Sarah se ha ganado un lugar en las crónicas de "Mi mundo entre mujeres"
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