sábado, 9 de enero de 2016

Mi mundo entre mujeres. Capítulo 11. " Hijas del hambre"

En mis viajes por países del hambre, he visto y sentido en primera línea los efectos de la miseria.

Centroamérica, pero especialmente, África,  me han mostrado el lado amargo de la vida.

Durante los dos años de mi residencia en Mauritania, viví una persistente sequía del Sahel, que sembró de muerte en silencio,  una ancha franja del desierto del Sahara. 

En uno de mis desplazamientos por la zona, vi la tumba reciente de una niña muerta por hambre.

Precisamente, en aquel lugar, pernocté con mis amigos bajo una jaima. Al dormir junto a un matrimonio y su hija, las hijas del desierto, nos preguntaron si la mujer tenía dos maridos. Al saber que yo estaba soltero, el jefe del campamento, me ofreció dormir con una esclava (la esclavitud sigue existiendo entre los hasanies).

Dos décadas más tarde, con ocasión de una consultoría de seguridad alimentaria en Honduras, me enfrenté de nuevo a la miseria. Esta vez, se trataba de numerosas jóvenes casi adolescentes, que sembraban de prostitucion la periferia de los hoteles de Tegucigalpa.

Su pecado era el hambre y su ocasión, el turismo y sobretodo, los militares americanos que hostigaban las fuerzas sandinistas de Niicaragua.

Sufrí la misma pena en mis 5 viajes a Senegal, mi estancia en Gambia y mi paso por Guinea Bissau.

Visité la casa de los esclavos,  un monumento a la vergüenza, desde donde embarcaban los presos negros, hacia el sufrimiento en el Nuevo Mundo. Se encuentra en la Isla de Gorea, junto a Dakar, en Senegal.

Los turistas  veíamos apenados la tragedia del pasado, pero permanecíamos impasibles, ante la esclavitud de la prostitucion. 

Mientras comía a la sombra de una terraza, me ofrecieron sus servicios sexuales  varias prostitutas. La situación era tremendamente penosa, pues algunas de ellas, portaban a la manera africana tradicional, un bebé a su espalda.

En otro viaje, en la frontera entre Gambia y el sur de Senegal, se acercó a nuestro coche una espléndida mujer de casi dos metros de altura. Viajábamos un español con su novia nigeriana y yo..
La senegalesa preguntó descaradamente quién era la pareja de la nigeriana y cuando, lo supo,  se ofreció a viajar y a vivir conmigo.

Historias parecidas, viví en Guinea Bissau y en la Republica  de Sao Tomé.

Habrían ocurrido hechos similares en muchos países de Asia, América u Oceanía

Las hijas del hambre, han sembrado de sufrimiento, los caminos de mis viajes por el mundo. 

Adolescentes con derecho a ingenuidad y mujeres que debieran  disfrutar de una feliz maternidad, son parte no deseada de Mi mundo entre mujeres.  No es fácil verlas sufrientes y sin futuro, buscando su presente, mientras mis viajes, son tan solo una incursión banal, en busca de aventura y exotismo.


2 comentarios:

  1. Yo acabo de leer "Oí silbar a las acacias" de Eduardo Lostal, en ella narra la miseria se Etiopía y como las jóvenes se ofrecen a hombres solo por la comida....te lo recomiendo Miguel, es muy bonito y descriptivo.

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    1. Gracias Mariceli, por leerme y por interactuar. Tendré en cuenta tu recomendación. Ahora estoy leyendo un libro de poesía llamado Marwan y escribiendo nuevos artículos para el blog.
      Un abrazo
      Miguel

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