La burbuja es una porción de aire u otro gas envuelta en una fina película de líquido o formada en el interior del mismo, que tiende a elevarse.También es una cámara u otro lugar acondicionado para poder vivir un ser aislado de gérmenes o sus toxinas.
El cava tiene una burbujas muy apreciadas, pero hay otras, que no lo son tanto o que suponen un aspecto negativo.
Desgraciadamente, hemos sufrido las consecuencias de la burbuja económica, también llamada burbuja especulativa, burbuja de mercado o burbuja financiera.
Es un fenómeno que se produce en los mercados, en buena parte debido a la especulación, que se caracteriza por una anormal subida y prolongada del precio de un producto, por ejemplo, de la vivienda, de modo que dicho precio se aleja cada vez más de su valor real.
El precio alcanza niveles absurdamente altos hasta que la burbuja acaba estallando, debido al inicio de la venta masiva cuando hay pocos compradores. Esto provoca una repentina caída de los precios, incluso por debajo de su valor natural, dejando tras de si un reguero de deudas.
Nunca he deseado que la gente se empobrezca, aunque confieso que no me apenaría en exceso, si la burbuja afectara únicamente a los especuladores sin corazón que se benefician del esfuerzo y la necesidad ajena.
Lamentablemente, hay personas que requieren aislarse, en "presión positiva", para salvar su vida, por no tener suficiente capacidad inmunológica para defenderse de las agresiones exteriores. Se habla entonces de una "persona burbuja", que no puede ni siquiera sentir las caricias o los abrazos de sus seres queridos y parecen vivir en una pecera.
También pudiera interpretarse "sensu contrario", en el caso de personas afectadas de una grave enfermedad altamente contagiosa, generalmente mortal, que viven aislados en "presión negativa". Recordemos los no lejanos casos del virus Ébola".
Hay también, quien vive voluntariamente en una burbuja, religiosa, social, cultural o incluso de estatus económico.
Los inmigrantes que vienen a Europa, son muchas veces, marginados por la sociedad anfitriona, pero en otros casos, viven por su expreso deseo en guetos, sin integrarse en el país, conservando sus tradiciones, cultura y creencias religiosas e incluso queriendo imponer al país receptor, su modo de vida.
Los europeos que nos instalamos por diversos motivos en países en vías de desarrollo, (PVDs), tenemos diferentes gradientes de adaptación e inmersión social. Muchas veces, mantenemos contacto con la élite del país y salvo algunas excepciones, vivimos en burbujas sociales, entre expatriados, manteniendo un nivel de vida muy superior al de las clases medias de la región, que viven su mundo aparte.
Esta burbuja, no es del todo efectiva, pues un deficiente desarrollo, implica peores condiciones higiosanitarias y medioambientales, y el riesgo de padecer ciertas enfermedades, es bastante mayor que en los países desarrollados (PDs). También es más complicada una asistencia sanitaria de urgencia con los niveles de eficacia de los PDs.
Hay en España, ciertas burbujas en zonas eminentemente turísticas, como por ejemplo, Málaga, donde viven casi 70,000 británicos. Se mezclan con otros europeos del centro y norte de Europa, no conocen nuestro idioma, viven más holgadamente por la diferencia del coste de vida con su país de origen, y disfrutan de nuestro sol, nuestra gastronomía y nuestra hospitalidad.
Pero hay otras formas de burbujas sociales.:
Por ejemplo, la de los ricos nacionales, que no se mezclan con la clase media y las capas humildes de la sociedad, viven en urbanizaciones cerradas y disfrutan de una vida paralela.
Verbigracia, la burbuja nacional, mediante la cuál, presenciamos en televisión, las muertes por hambre, falta de asistencia sanitaria, guerras y atentados terroristas, en países "hijos de un dios menor"
Todos nos aislamos en una burbuja individual o colectiva, de la pobreza, la enfermedad, la violencia o lo que es peor, de los "niveles sociales inferiores."
Este mundo cambia con mucha rapidez y no siempre a mejor. Queramos o no, no podemos vivir en una burbuja absoluta y de una u otra forma, nos vemos afectados directamente por el medio ambiente, en el amplio sentido de la expresión. Además, nuestra condición humana, debe implicar valores como la solidaridad y el respecto al ser humano.
No podemos vivir aislados, sino en racimos, como las uvas, en una sociedad, con valores, entre los que deben primar la solidaridad y el bien común, "aunque sea por egoísmo personal."
Desgraciadamente, hemos sufrido las consecuencias de la burbuja económica, también llamada burbuja especulativa, burbuja de mercado o burbuja financiera.
Es un fenómeno que se produce en los mercados, en buena parte debido a la especulación, que se caracteriza por una anormal subida y prolongada del precio de un producto, por ejemplo, de la vivienda, de modo que dicho precio se aleja cada vez más de su valor real.
El precio alcanza niveles absurdamente altos hasta que la burbuja acaba estallando, debido al inicio de la venta masiva cuando hay pocos compradores. Esto provoca una repentina caída de los precios, incluso por debajo de su valor natural, dejando tras de si un reguero de deudas.
Nunca he deseado que la gente se empobrezca, aunque confieso que no me apenaría en exceso, si la burbuja afectara únicamente a los especuladores sin corazón que se benefician del esfuerzo y la necesidad ajena.
Lamentablemente, hay personas que requieren aislarse, en "presión positiva", para salvar su vida, por no tener suficiente capacidad inmunológica para defenderse de las agresiones exteriores. Se habla entonces de una "persona burbuja", que no puede ni siquiera sentir las caricias o los abrazos de sus seres queridos y parecen vivir en una pecera.
También pudiera interpretarse "sensu contrario", en el caso de personas afectadas de una grave enfermedad altamente contagiosa, generalmente mortal, que viven aislados en "presión negativa". Recordemos los no lejanos casos del virus Ébola".
Hay también, quien vive voluntariamente en una burbuja, religiosa, social, cultural o incluso de estatus económico.
Los inmigrantes que vienen a Europa, son muchas veces, marginados por la sociedad anfitriona, pero en otros casos, viven por su expreso deseo en guetos, sin integrarse en el país, conservando sus tradiciones, cultura y creencias religiosas e incluso queriendo imponer al país receptor, su modo de vida.
Los europeos que nos instalamos por diversos motivos en países en vías de desarrollo, (PVDs), tenemos diferentes gradientes de adaptación e inmersión social. Muchas veces, mantenemos contacto con la élite del país y salvo algunas excepciones, vivimos en burbujas sociales, entre expatriados, manteniendo un nivel de vida muy superior al de las clases medias de la región, que viven su mundo aparte.
Esta burbuja, no es del todo efectiva, pues un deficiente desarrollo, implica peores condiciones higiosanitarias y medioambientales, y el riesgo de padecer ciertas enfermedades, es bastante mayor que en los países desarrollados (PDs). También es más complicada una asistencia sanitaria de urgencia con los niveles de eficacia de los PDs.
Hay en España, ciertas burbujas en zonas eminentemente turísticas, como por ejemplo, Málaga, donde viven casi 70,000 británicos. Se mezclan con otros europeos del centro y norte de Europa, no conocen nuestro idioma, viven más holgadamente por la diferencia del coste de vida con su país de origen, y disfrutan de nuestro sol, nuestra gastronomía y nuestra hospitalidad.
Pero hay otras formas de burbujas sociales.:
Por ejemplo, la de los ricos nacionales, que no se mezclan con la clase media y las capas humildes de la sociedad, viven en urbanizaciones cerradas y disfrutan de una vida paralela.
Verbigracia, la burbuja nacional, mediante la cuál, presenciamos en televisión, las muertes por hambre, falta de asistencia sanitaria, guerras y atentados terroristas, en países "hijos de un dios menor"
Todos nos aislamos en una burbuja individual o colectiva, de la pobreza, la enfermedad, la violencia o lo que es peor, de los "niveles sociales inferiores."
Este mundo cambia con mucha rapidez y no siempre a mejor. Queramos o no, no podemos vivir en una burbuja absoluta y de una u otra forma, nos vemos afectados directamente por el medio ambiente, en el amplio sentido de la expresión. Además, nuestra condición humana, debe implicar valores como la solidaridad y el respecto al ser humano.
No podemos vivir aislados, sino en racimos, como las uvas, en una sociedad, con valores, entre los que deben primar la solidaridad y el bien común, "aunque sea por egoísmo personal."
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