Mientras escribo esta crónica de viaje, me duele la cabeza y tengo agujetas hasta en los pelos de la calva que perdí hace años, pero estoy feliz por la actividad. Pienso, que de seguir así y no desgastar excesivamente mis dientes royendo comida acabaré con mi despensa de energía corporal. (Es decir, que estoy adelgazando)
Elevar a las alturas mi humanidad, no fue fácil, pero gracias al esfuerzo, el tesón y a la musculatura del que tuvo retuvo, conseguí hacerlo. Era un paraje rocoso, sin arbolado y por tanto, expuesto a la violencia del sol, que ayer, estuvo bastante trabajador.
Subimos a pie por una empinada carretera, llena de revueltas y acortamos campo a través y en verticalidad, algunas de sus curvas. La dureza del trazado, la sufren a veces los ciclistas de la vuelta a España, cuando incluyen en ella, la etapa conocida como el "Ascenso al chivo".
En el trayecto, nos encontramos la cabaña ganadera de la comarca, que sube al puerto en verano, para aprovechar los pastos comunales. Mi formación veterinaria y mi amor por los animales, se ve reflejada en el reportaje fotográfico, pero supongo que a los lectores les agradará ver las imágenes publicadas.
Por algún motivo, tengo la habilidad de generar confianza de los animales y de poder acercarme a ellos o hacer que ellos vengan. Ya me ocurrió con un ave acuática del río Hudson, en Nueva Jersey, con un alce en Suecia y ahora con animales domésticos, pero un tanto asilvestrados por su vida en libertad. El último de los casos, ha sucedido con un búfalo en un recinto cerrado, que vino a mi y se dejó acariciar.
Durante la travesía, hice fotos a los colores del camino; esta vez, de pequeñas flores de montaña que jalonaban cada pisada mía entre lascas de piedra, grijos o manchas de hierba.
Jugué con mi zoom de 600 mm y capté fotos de un mismo lugar desde idéntico punto focal, obteniendo perspectivas amplias o acercando a la vista, lejanos pueblos encastrados en un paisaje valiente y hermoso.
Vimos Peña Labra muy cercana y dominándola desde la superior altura del pico Tres Mares. Este pico se llama así, porque vierte el agua de sus laderas hacia los tres mares que rodean la Península. Su ladera oeste vierte al Nansa, que desemboca en el mar Cantábrico; su ladera norte desagua a la cuenca del H´jar - Ebro, que desemboca en el Mediterráneo y su cara sur vierte agua al Pisuerga, que uniéndose al Duero, desemboca en el Atlántico.
El castillo de Argueso, es una joya de Cantabria, que ha sido restaurada hace pocos años. En la Edad Media, servía para controlar el tráfico, la agricultura y la ganadería de la zona. Actualmente, se celebran en él cursos de verano, exposiciones y eventos como bodas y conferencias. Muy cerca, existe una recreación de un poblado cántabro, que permite conocer cómo vivían nuestros ancestros.
Después visitamos el nacimiento del río Ebro, fuente del Ebro o Fontimbre. El paraje es idílico, hermoso y refrescante; especialmente, tras una dura marcha de montaña en plena canícula. Pero tiene también un hondo significado en clave nacional, precisamente, ahora que algunos descerebrados, sectarios y traidores, enseñan a sus hijos que "El Ebro es un río catalán que nace en tierras extrañas"
La fuente parece rezar a la Virgen del Pilar y es un lugar de peregrinación de numerosos aragoneses. Bien les valdría a sus vecinos del "más allá", disfrutar de la belleza del lugar, aprender una lección de geografía y enseñar a sus hijos, que son lo que son, gracias a la unidad de España.
No era fácil, pero tome una muestra de arena, más bien, piedrecillas junto a la Virgen, para la colección de arenas del mundo, con el valor simbólico de su origen
Seguimos ruta en coche hacia el pantano del Ebro, que tan lejano se veía desde el Pico Tresmares. Disfrutamos de un merecido refrigerio en el "Embarcadero", un hermoso lugar junto al pantano, aunque con una decoración discutible. Tenían dos búfalos y sus fotos se encuentran en esta crónica.
A continuación, nos adentramos en tierras castellanas y llegamos al pueblo de Arija, que dispone de una playa junto al pantano, con una arena muy fina y extremadamente blanca, de la que recogí una muestra, para deleite de mis numerosos compañeros y aficionados al coleccionismo de arenas del mundo.
Es curioso; asimilaba la albura de las arenas a playas tropicales de origen coralino, pero por algún motivo, en este paisaje interior de España, existe también una arena muy blanca.
Finalizamos la jornada regresando a Cantabria por el mítico puerto del Escudo. que otrora pasé varios miedos invernales, entre nieve, hielo, bruma e incluso, algún caballo plantado en la carretera una madrugada
Ganado pastando en los montes comunales
Fotos del mismo lugar con distinta distancia focal
Remontes de las pistas de ski
Peña Sagra
En la cima del Pico Tres Mares
José, antes y después de saber que iría a los fiordos noruegos
.........probablemente.
Castillo de Argueso
El Ebro, nace y muere en tierras de España
Pantano del Ebro
Mesón el Embarcadero
Gracias Miguel por este excelente reportaje...Que valiente eres que hay vacas ONO te acuerdas lo que Corriste? Jaja y el búfalo que miedo... pero eso lo tienes superado,un abrazo.
ResponderEliminarGracias Miguel por este excelente reportaje...Que valiente eres que hay vacas ONO te acuerdas lo que Corriste? Jaja y el búfalo que miedo... pero eso lo tienes superado,un abrazo.
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