viernes, 26 de junio de 2015

Balas de muerte

Muerto el Presidente Tito, se declaró la guerra civil en Yugoslavia. La nación se disgregó, tras unos años de gran violencia y horror.

Limpieza étnica, grandes éxodos de población, campos de concentración, ajustes de cuentas, fusilamientos masivos, fosas comunes, violaciones sistemáticas, ....sangre, dolor, muertes y lágrimas.

Recuerdo lo que me dijo un amigo, que estuvo en Bosnia como militar de la ONU:

"Mi misión era intercambiar los cadáveres entre los bandos implicados. En una ocasión, entregué 20 cadáveres y esperé que en compensación, cargaran en el camión otros 20 de la otra parte.

Cargaron 19 y y dije que faltaba aún uno. Segundos después, oí un disparo y cargaron en el camión el vigésimo cadáver. 

Me sentía culpable de una muerte y cuando me quedé solo, lloré desesperado."

Han pasado muchos años y aún no sabemos si la paz está definitivamente consolidada. Aún no se han retirado todos las minas antipersonas de los campos balcánicos y pienso, que debe quedar mucho rencor en los corazones.

Pronto estaré en Bosnia. Recorreré los campos de guerra, pasearé por sus bosques, veré sus monumentos, observaré posibles secuelas de la guerra, hablaré con sus gentes, cambiaré sonrisas, daré abrazos y trataré de compartir sentimientos. 

Entonces, tendré una visión más cabal de los sueños y las vidas de un pueblo roto.

Tirando de internet, he visto cómo reciclan los casquillos de las balas de guerra; balas de odio y muerte, convertidas en bolígrafos para venderlos a los turistas.

Medité sobre ello.

Las balas, mensajeras de muerte, podían usarse para escribir palabras de paz.

Esta mañana, una serie de atentados terroristas han causado la muerte en Francia, Túnez y Kuwait. Llevan la firma del Estado Islámico, que tiene el objetivo, entre otros, de integrar España en el mundo musulmán.

Mientras, la amenaza de sedición catalana se acerca a septiembre, poniendo en riesgo nuestra gloriosa nación.

Las palabras, son a veces mucho más peligrosas que las balas. Muchas veces, éstas son sólo consecuencia de palabras envenenadas.

Mas y los suyos, deberían reflexionar sobre el peligro de crear falsas expectativas, provocar profundas decepciones, despertar la fiera del odio y distraer a España, del riesgo real que se cierne sobre nosotros.

Reciclar las balas en bolígrafos, está muy bien,  pero aún lo es más no tener que reciclarlas.



















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