Era musulmán y vivía en Melilla. Tenía 4 mujeres y numerosos
hijos. Un día, en un banquete que me ofreció en su casa, me interesé por los
aspectos rutinarios de su vida, tan diferente de la habitual en una
familia cristiana y monógama.
Tras las bromas de rigor, planteé tangencialmente preguntas
que satisficieran mi refrenada curiosidad de su vida real con cuatro esposas;
el conocimiento y la atención de su numerosa prole; el mantenimiento de la armonía familiar; el entendimiento entre las esposas bajo el
mismo techo; las relaciones entre los hijos de distintas esposas… y tantas
curiosidades más.
Ya había tenido contacto con la forma de vida musulmana en
Mauritania y sin embargo, necesitaba repasar de nuevo los conceptos de una
cultura y una religión diferente.
Tenía su morbo, como saber la dominancia entre mujeres; los
celos de parejas; la igualdad de trato de los hijos; el reconocimiento de la
autoridad paterna; los turnos amatorios….
Sabía que algunas esposas, no admitían vivir bajo el mismo
techo y que los celos las llevaban a veces a tirarse vitriolo a la cara…
Y cuando le pregunté a qué hijos quería más, dio la gran
respuesta a una consulta improcedente:
"Al que está más lejos; al que es más débil; al que más me necesita".
"Al que está más lejos; al que es más débil; al que más me necesita".
Mientras veía su paterna sonrisa, grabé a fuego en mi mente y
en mis sentimientos, una gran respuesta de vida.
Soy padre; tengo tres hijos y cada uno de ellos, es un mundo y tiene una naturaleza diferente,
la misma escuela, pero con una individualidad irrepetible. A todos ellos, los
quiero con todo mi alma, aunque a veces, no sepa transmitirlo. Y me acuerdo de
aquél moro de Melilla, al que llamaban el Artista.
Un hijo está muy lejos; otro está simplemente lejos y otro,
ni se sabe cuándo está; a veces, medio cerca y otras, medio lejos.
Alguno es más fuerte que otro, en
alguna de las facetas de la vida. Siempre hay un momento en el que pueden
necesitarme, más o menos, mucho o poco o quizás no, o simplemente, vaya camino
de ser yo el padre que está lejos, que se debilita y el que más les necesite.
Hoy soy también abuelo y soy mucho más experimentado como
padre, pero de vez en cuando, deseo y
necesito recordar la frase que oí entonces y encabezan estas parcas líneas.
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