El viento barrunta agua y la mar verdea oscura en su profundidad. A la gran bandera del santanderino "Puerto chico", le cuelga un jirón de su rojo color.
Huele a agitación y tormenta, mientras las hojas de los árboles, bailan el viento.
Llora la bandera, porque sus hijos mal nacidos, han pitado su historia y la sangre derramada de muchas generaciones.
Llora la bandera, porque sus hijos cainitas, viven el odio hacia sus hermanos.
Llora la bandera, pues mientras nos afanamos en hacer los Estados Unidos de Europa, unos dementes, quieren hacer los Estados Desunidos de España.
Llora la bandera, porque rosas y gaviotas corruptas, parasitan España, dejando exangüe la nación, que parió en el Nuevo Mundo, tantas patrias hispanas.
Llora la bandera, porque sus partidos políticos, son un fin en sí mismos y no un medio, para alcanzar el bien común de los españoles.
Llora la bandera, porque los morados y los rojos, amalgaman otros colores del espectro electoral, con el único afán de destruir los azules.
Llora la bandera, porque aún en el siglo XXI, se mantiene la vigencia machadiana, con su
"Españolito que vienes al mundo, una de las dos Españas, te ha de helar el corazón"
Llora la bandera, porque electores inhibidos, cabreados, desencantados y amargados, graznan el canto del cisne, en una España en riesgo.
Llora la bandera, porque sus hijos flotan a la deriva, en pateras políticas, sobre aguas procelosas.
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