Abundan las expresiones populares. Muchas veces, se repiten sin saber su propio significado. Una de ellas es:
"Mira, una vaca volando"
De niños, señalábamos a veces al cielo y exclamábamos la frase. Cuando algún impulsivo miraba el éter a su espalda, para verla volar, el grupo menoscababa la autoestima del incauto.
En estas fechas, los políticos señalan muchos cielos, para que los crédulos electores, no vean sus auténticas intenciones.
Con un "Donde dije digo, dije Diego", intentan justificar pactos contra natura y los "robos de silla", dando la razón a Alfred Croiset, cuando decía que
"El enemigo más temible de la democracia, es la demagogia"
No digo que no puedan engañarme, pues
"La política es el paraíso de los charlatanes"
y si bajas la guardia, pueden colarte una trola. Pero no es fácil, a estas alturas.
Hace muchos años que veo el circo de la política. Conozco la trayectoria de sus actores y su lenguaje corporal; sus ambiciones, sus muletillas verbales, sus traiciones y las consecuencias de sus actos.
No es extraño, que los electores, estemos hartos de los políticos, aunque debamos debamos coexistir con ellos.
Es cierto que los hay honestos, comprometidos y trabajadores, por lo que este artículo no va contra ellos.
Pero a los otros, a los mangarrutas y a los verborréicos de la mentira, os recuerdo que
"Cada paso que da el zorro, le acerca más a la peletería"
y que en unos meses, nos veremos nuevamente en las urnas.
A vosotros, corruptos, mentirosos, demagogos, engreídos e iluminados, os pasaré factura con mi voto, porque
"La primera vez que me habéis engañado, la culpa ha sido vuestra, pero si hay una segunda vez, la culpa será mía".
Aún estáis a tiempo de anteponer los intereses del pueblo, a los de vuestro partido o a vuestras aspiraciones personales.
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