domingo, 31 de diciembre de 2017

"Estoy madurando; perdonen las molestias"































sábado, 30 de diciembre de 2017

La enana de Budapest

En mis viajes por el mundo, he estado con una gran diversidad de razas humanas, de biotipos muy diferentes. 

Además de los caracteres étnicos de los diferentes grupos tribales, he encontrado individuos con características personales muy diversas.

La curva o la campana de Gauss, es un gráfico en el que se muestran los valores medios en un factor determinado, que son los más numerosos y en los extremos, los valores que se alejan de la media que entendemos por normalidad


En lo que a altura de los seres humanos se refiere, hay auténticos gigantes y verdaderos enanos.
 
   Chandra, junto al gigante turco Sultán, con manos de 28 cm

   Chandra Bahudar Dang, nepalí de 72 años de edad y 54,6 cm de       altura, junto a la india Jyoti, de 18 años y 62,8 cm

Los seres que se alejan escandalosamente de los valores medios, llaman la atención de la población y a menudo, sufren el escarnio de quienes no respetan a los demás; les ocurre especialmente, a los enanos, que tradicionalmente, han sido objeto de burla.


Los enanos fueron bufones y a veces, intrigantes de los reyes y han sido inmortalizados en cuadros de pintores sublimes. 

También han han sido personajes entrañables de cuentos infantles, como el de "Blancanieves y los siete enanitos", así como actores de cine, habitualmente, con papeles ridículos que rebajan su dignidad.

Siendo niño, se cantaba y bailaba la siguiente sevillana:

             Me casé con un enano, salerito
             Pa jartarme de reír

             Ole ahí ese tío que va ahí

             Pa jartarme de reír
             Me casé con un enano, salerito
             Ole salerito ole
             Me casé con un enano, salerito,
             Pa jartarme de reír

             Pa jartarme de reír
             Le puse la cama en alto
             Ole salerito y ole
             Me casé con un enano, salerito
             Y no se podía subir.....

Ya entonces, había un espectáculo taurino llamado "El Bombero Torero", con la participación de una gran familia de enanos.

Con el tiempo, se produjo una famosa entrevista en televisión, con un enano que parecía la versión bonsai del entonces Presidente del Gobierno, Felipe González. Era echar carnaza al gran público y de paso, menoscabar la talla política de nuestro dirigente.

Hace pocos años, la autoridad gubernativa, prohibió un concurso de una sala de fiestas, consistente en el "lanzamiento de enanos", decisión acertada, pues constituía una degradación inaceptable de los sujetos pasivos del espectáculo.

Durante mis viajes, he encontrado verdaderos gigantes, como los wollofs de Senegal y Gambia, los mursis de Etiopía o los maasais de Tanzania.

Con frecuencia, he debido compensar con un óbolo, a personajes que se disfrazan en las calles europeas o que se muestran en países poco desarrollados prestándose a ser fotografiados.

Hay quien dice, que quienes se prestan a esas fotos, son personas que se degradan como seres humanos a cambio de unas monedas.
  
Esta afirmación no es del todo justa. Pienso que cada cuál utiliza sus circunstancias y cualidades o defectos físicos, para ganarse la vida, como ocurre con modelos y actores, o con quienes se sirven de su espléndido físico, para casarse con un rico cónyuge.

Personalmente, creo que todo depende de cómo se hacen las cosas, y con qué objetivo.

A lo largo de mi blog, muestro fotos de personas a veces extremas, pero lo hago con respeto y buena itención.

Estas Navidades, me topé con Kymberly Tóth, una húngara, nacida en Budapest, de preciosos ojos azules, que se autocalifica como la enana más pequeña del mundo.

Me acerqué a ella y me senté en el suelo a su lado. Al principio, mostraba desconfianza, pues la gente la considera como un objeto de mofa.

Poco a poco, me gané su confianza y se desprendió de parte de su coraza defensiva.

Kimberly, tiene 52 años, mide 75 cm y vive sola. Sus padres y sus hermanos, eran igualmente enanos y todos han fallecido ya. 

Le pregunté por su vida y sus problemas y le miré fijamente a la cara, intentando penetrar más allá de sus ojos.

Ví una mujer sufriente, sin futuro y apenada por el comportamiento de los seres humanos.

La gente le da unas monedas y se fotografía con ella como si fuera un trofeo y ese, es su modo de vida y a su vez, la muerte de su autoestima.

Sentí hacia ella pena, ternura y respeto. 

Tomé sus manos y le dediqué una cariñosa sonrisa. Ella me la devolvió agradecida.

Entonces, sentí vergüenza al recordar que en la inmadurez de mi adolescencia, me reía de los seres humanos que estaban en el extremo de la curva de Gauss.


                               Enanos en la pintura





Blancanieves y los siete enanitos

Campeonato de lanzamiento de enanos
El doble bonsai de Felipe González
Kymberly Tóth