jueves, 27 de agosto de 2015

Maricuchis, rechulos y maripijas

Estaba inactivo, burreándome en una silla de artesanía capilar.

No tenía otra opción; paseé los ojos por las revistas del corazón, entre sorpresa, revulsión y disconformidad.

Los maricuchis, los rechulos y las maripijas, llenaban páginas foteras, que entretienen a incultos y chismosos, incentivando la estupefandez y dando pienso a una miriada de profesionales del chufleo y la gilipuez.

Reposiciones sentimentales, exposición de hembras de relumbrón, marcadores de tendencia estilista a lovayapordios, portaetiquetas de marca como signo de triunfo social, hijos de papá, historias de embarazos, de partos y lactancias, divos de la cuernocracia, de la ingeniería económica o simplemente, herederos genitales, viejas colesterolicas maquilladas al óleo, con varios chulapos en su biografía...

Toda una fauna social, a la que ya cantaba la desaparecida Cecilia, por lo de alta cuna y baja cama. 

Un mundo fatuo e indecente, que ofende a los hijos de un dios menor, sufrientes de hambre.

Francamente, que a un petardo se le haya defolastado el colastador o que a una plety se le haya escofoñado el churufruz, es refanfinflante.

Que una mindundi se muera de ganas de contar sus amores, mientras simula ser sorprendida refregándose a un banana boy con andares de cangrejo de gimnasio, no me empirula lo más mínimo.

Me duele ver tamaña caterva de personajes, cuando se ahoga el hambre en el Mediterráneo, se asfixian sueños en las salas de máquinas de barcos ataúdes, se destruyen patrimonios de la Humanidad por feroces bestias del fanatismo y el sufrimiento hunde sus garras en las entrañas de los parias del mundo.

No puedo tirar la primera piedra. No me siento legitimado para ello, pues no siempre he vivido como pienso. Pero sí afirmo que es penoso ver todos esos piojos sociales, marcando estilo y enseñando un falso paraíso, ajenos al mundo real.


martes, 25 de agosto de 2015

El estío

Un proverbio musulmán, dice:

"Si tus palabras no son más bellas que el silencio, cállate"

Desde el 7 de enero hasta ahora, he publicado 334 artículos. 

Durante este tiempo, he dado rienda suelta a dos de mis pasiones:viajar y escribir.

Ello ha ido en detrimento de mi forma física, mi huerta, mi jardín, la colección de arenas del mundo y otras actividades propias de un jubilado con ganas de vivir.

Tengo muchos frentes abiertos: la petición de intercambios de otros coleccionistas, vivir los quehaceres del día, mantener los compromisos sociales, preparar mis próximos y grandes viajes, ayudar a mis hijos y sobre todo, jugar con mis nietos.

Este frenético ritmo, me ha agotado, y necesito un breve descanso. Se trata de dar un paso atrás, para tomar un nuevo impulso, cuando los sueños bullan en mi cerebro y mi corazón palpite más fuerte.

No he vagueado. Si la inspiración llega con la transpiración, he sudado mucho, en busca de nuevas ideas, para escribir, lúcidas y hermosas palabras.

Es así, como he escrito nuevos e inéditos títulos para el blog:

La gestión del talento,
La dulce mañana,
El peluquero de jardines,
Viajar con mochila y
El que avisa no es traidor.

Unos están inconclusos porque no transmiten emociones; otros, necesitan las pinceladas finales, para transformar un texto vulgar, en un artículo que llegue al alma.

Estoy lleno de pasiones, desconciertos, arrebatos, dudas, euforias y desánimos.

Siento el estío de las ideas y necesito el agua del rocío, para refrescar los poros del alma.

No se ve aún, pero huelo el otoño. Algunas hojas, tornan ya de color e incluso abandonan su árbol. Además, hay cambios imperceptibles para los que no viven un jardín.

Llegarán los fuertes vientos y vendrán las lluvias de vida y más pronto que tarde, volaré nuevamente por las nubes de la inspiración.

Y cuando mis palabras sean realmente hermosas, desencadenaré una nueva vorágine literaria.

Mientras tanto,  espero el agua, como lo hace el agricultor mirando sus resecos campos.

Inhalación, exhalación, transpiración,... y cuando menos lo espere, la inspiración y la creatividad

¿Sabrás esperarme?

































sábado, 22 de agosto de 2015

La gestión de los años

El 15 de agosto de 1947, India y Pakistán, se independizaban de la Gran Bretaña.

 El 22 de agosto, a las 24 horas, nací a este mundo.

 Tres días más tarde, moría Manolete por una cornada del toro Islero. 

En ese mismo año, se aprobó el Plan Marshall, con el objetivo de recuperar la actividad económica de una Europa derruida por la II Guerra Mundial e inició su actividad el FMI, institución que sería relevante y es muy conocida.

Mi historia personal, no era importante para el mundo. Sólo era un pequeño personaje lleno de vida, del que nada se sabía, a excepción de mi círculo familiar.

A Thor, dios de la Guerra, le había sucedido Eros, la diosa del Amor.

Los europeos, se afanaban por reconstruir sus ciudades, sus campos y su vida y en reponer la diezmada población, tras tantos millones de muertos.

Yo sólo era un niño inquieto y algunos dijeron que malo, pues era así como nos llamaban a quienes luego nos conocerían como hiperactivos.

Sufrí la disciplina de los rígidos 50, estudié con un sistema educativo de 4º y reválida, 6º y reválida y Preu. Tuve que hacer un año de ingreso universitario llamado Selectivo y luego, estudiar una carrera durante 5 años más.

Viajé a Francia para continuar mis estudios de postgrado y luego, trabajé dos años en Mauritania.

Fue la primera gran experiencia de mi vida, en un mundo sin teléfono, sin TV, ni internet. En aquella época, los españoles no podíamos obtener pasaporte con facilidad, ni viajar al extranjero.

Los desplazamientos que hace 47 años, eran una aventura y casi una osadía, se realizan ahora de forma masiva y muchas veces, sin valorar el privilegio de conocer nuevos países

Los tiempos han cambiado; los años y los caminos, están llenos de colores. 

Es verdad, que ha habido muchos accidentes, muchas guerras y muchos atentados.

Pero el mundo sigue girando y al negro del luto, le pueden los colores de la  esperanza de una población, que se abre camino, a pesar de todo, por la historia del porvenir. 

Futuro ya cada vez, más escaso para mí, puesto que mi mochila está cargada de muchos recuerdos del pasado.

Pero la palabra clave, en cuestión de balance personal, es "gestión"

Así la concibo, porque de lo que se trata, es del buen uso o no, de las capacidades con las que hemos nacido y lo que hemos desarrollado con ellas.

Ya se sabe, "multiplicar nuestros denarios"

Gestionar los años, gestionar los sentimientos, gestionar ... se trata de aprovechar el tiempo para ser mejores, más útiles, ... y aportar nuestro granito de arena al bienestar y felicidad, de nuestra familia, nuestros amigos, nuestra nación, nuestro entorno occidental y el mundo en general.

Porque al final de nuestra vida, se borrarán las fronteras, desaparecerán las banderas y nos enfrentaremos tan solo, al haber gestionado bien o no, los denarios que recibimos al nacer.

Solo entonces, habrá dos grupos, sin distinción de razas, sexo, religión o riqueza: los buenos y los malos.

Sí, hoy es mi cumpleaños.

Simbólicamente, nací libre, como la India. 

Coincidí con la creación del FMI, como si me advirtieran desde el éter del cielo, que debo multiplicar mis denarios. 

Nací al rescoldo de la guerra, como invitándome a  luchar por la paz y olí la muerte del arte hecho toreo, para recordarme, que la vida se va súbitamente, por una cornada inesperada. 

Nací con el Plan Marshall, para hacerme pensar, que los millones de espaldas mojadas, desamparados, refugiados políticos, desplazados y víctimas de otras atrocidades, tienen igualmente derecho a vivir dignamente.

Al cumplir hoy 68 años, hago balance de mi vida. Cuento los azules del haber y los rojos del debe, para saber si mi saldo es positivo.

Disfruto de la merecida jubilación, tras los años trabajados, pero a pesar del relax que ello debe suponer, sufro un cierto estrés, pues he de asegurar, que al final de mi vida, el saldo de mis denarios, sea positivo.

Todo consiste en el esfuerzo, la bondad, la generosidad, el corazón abierto a los sentimientos, a inyectar ilusión en las venas de la sociedad, a amar y sentirse amado, no forzosamente, con gimnasia, sino con los corazones acompasados.

No se trata de llevarme los réditos de mi vida al más allá, sino de que mi alma brille blanca, hermosa y limpia, camino de la Eternidad  




















viernes, 21 de agosto de 2015

Félix Rodriguez de la Fuente

Soy el último profesional de una saga ininterrumpida de 5 generaciones de veterinarios en línea directa. Todo empezó, cuando en 1822, mi tatarabuelo obtuvo el título de Herrador y albéitar, precursor de la profesión veterinaria,

Cuando nací, llevaba escrito el destino de mi historia.

Mi padre me infundió el amor por la que luego sería mi profesión, llevándome, desde bien pequeño, al campo.

Me crié conociendo todo tipo de animales y bebí desde mi infancia, las claves de la vida salvaje.

Ya en mi adolescencia, un odontólogo burgalés, tenía un programa de televisión sobre la Naturaleza.

Vi reiteradamente sus programas, coleccioné, leí y releí sus enciclopedias, aprendí y amé la fauna silvestre.

Mi sueño, no fue convertirme en un veterinario de animales de renta, sino de una reserva de animales salvajes.

En 1970, a pocos meses de acabar la carrera, contacté con Félix Rodríguez de la Fuente, al que había localizado en la sede de ADENA, (Asociación para la Defensa de la Naturaleza), en plena Castellana de Madrid.

Cuando estuve frente a mi ídolo juvenil, sentí una mezcolanza de emoción y decepción.

Era un hombre pequeño y no se correspondía físicamente, con el idealizado héroe que había cristalizado en mi mente.

Sin embargo, era un gigante como comunicador y dinamizador de la conservación de la Naturaleza.

Recuerdo que me citó en las afueras de Madrid, donde tenía la camada de lobos, con la que había hecho los programas sobre esta especie animal.

El guarda del recinto, me permitió jugar con varios lobeznos, mientras esperaba a R. de la Fuente.

Pero el tiempo pasó y Félix no se presentó. Mi idea de colaborar con él como reciente licenciado en Veterinaria, se perdió en la noche de los sueños.

Algo parecido pasó poco después, cuando estuve en contacto con la Doctora Celma, directora del zoo de Madrid.

Años más tarde, viví en África y en cierto modo, tuve allí algunsa experiencias con fauna salvaje, pero en modo alguno, satisficieron mis sueños fallidos.

Aún más tarde, pude trabajar, como funcionario del Gobierno de Cantabria, en un maravilloso Parque natural, llamado Cabárceno, pero mi situación administrativa no quedaba clara y la prudencia me aconsejó dar aquél paso.

Ya jubilado, mantengo la misma ilusión juvenil por esta causa y aún hoy, intento colaborar como voluntario en una reserva de animales salvajes en Sudáfrica.

No descarto que esta posibilidad se haga por fin realidad. Tengo ilusión, salud y tiempo para ello.

Todo esto, se lo debo en gran parte a mi amigo Félix.

Sus programas sobre la vida, dejaron en mi generación, una huella imborrable.

Lloré, como la mayoría de los españoles, su trágica muerte en un accidente aéreo ocurrido en Alaska.

Félix murió físicamente, pero permanece en nuestros corazones y la multitud de conservacionistas que han continuado su tarea.

Fue objeto de merecidos homenajes. Su familia, perdió un ser querido y sus seguidores nos quedamos en cierto modo .huérfanos.

Ayer, paseando por la Campa de la Península de la Magdalena, aquí en Santander, vi el monumento dedicado a Félix,

Sentí pena y admiración por este desaparecido personaje.

Fue un gigante y aún, le recuerdo con reconocimiento y cariño